Odio los lunes.
Tres palabras para definir 10 horas (8 de curro mas dos de ida y vuelta) de quemazon continua, de tragar con gritos, soportar imbeciles, aguantar la rutina, las voces, los ruidos, los lamentos, las quejas, las suplicas, las amenazas, las encomiendas a Dios y a la gloria de mi madre, las miradas airadas o suplicantes, los horarios, los malos cafés, los cigarrillos del hijoputa de Gómez, el Radiolé, los buenos dias con Antonio Jimenez, el atasco de la M-40, el atasco de la M-30, el atasco bajo puente de Ventas, el atasco de concha espina, el atasco de la castellana, el atasco de general peron, las trece vueltas que doy para encontrar sitio, los putos taxistas, los putos conductores de la EMT, los putos repartidores, los putos moteros (incluidos los putos mensajeros), las putas ambulancias, los putos municipales, los putos peatones, las putas bicletas, los putos autobuses de reparto de niños a las escuelas, los putos niños que van dentro de los putos autobuses, y por extension, sus putos padres, putos tios, putos primos, putos abuelos, putos cuñados, putos maridos, putas esposas, putas suegras, putas yernas, putos amantes, putos consuegros, putos albaceas testatoriales, putos tutores o responsables civiles, y putos descendientes o antecesores, putos todos y tres veces putos.
Odio los lunes.
Los lunes y a mi trabajo.
Soy inspector de hacienda.
Me deberia alegrar ser inspector de hacienda. Me la tendria que poner durisima el tener el Poder, si, el Poder, con mayusculas, el poder de machacar a todas esas cucarachas que me amargan la vida los lunes por la mañana, a mediodia y por la tarde, el poder de acojonarlos, de perseguirlos en sueños, el poder de que tengan que decir mi nombre entre susurros y miradas de reojo. Tengo poder. Cuando reciben mi carta con la citación, tiemblan. Repasan mentalmente sus pecados, se preparan, hacen repaso de conciencia y se presentan ante mi con los calzoncillos limpios. El poder de verles angustiados, esperando mi veredicto. Tendria que dar saltos de alegria y repartir glorias y aleluyas entre la corte celestial, entrar todas las mañanas en mi oficina esgrimiendo una sonrisa que destilase veneno, saborear el panico que segregan por cada poro de su piel todos y cada uno de los pateticos excrementos que se sientan enfrente de mi, al otro lado de la mesa, cuando voy repasando, lentamente, sus facturas, y les violo la intimidad de sus balances, el misterio de sus libros, sus presupuestos, y les pregunto con desprecio el por qué ponen a cargo de la empresa el Calibra que han comprado para el subnormal de su hijo, (me guardo el continuar preguntandoles porque tienen tanta prisa en que su hijo se despanzurre como un coleoptero hasta arribita de coca contra la mediana de cualquier autovia, un sabado por la noche), les pregunto con desdén acerca de las facturas del mes de Febrero, sabiendo ambos lo poco que me importan, que me la pelan, que se que engañan, que mienten, que defraudan, y que me costaria mas pestañear que descubriles. Deberia gritar al cielo exhultante, y entrar gritando cada dia en mi oficina, y carcajearme de todos y cada uno de los que esperan sentado su turno, reirme en su cara, reirme ante sus ojos, con grandes carcajadas, desencajarme la mandibula para poder reirme mas y mas de todos, de todos, de todos, de tooooooodoooooossss, y gritarles, gritarles LOS MAS ALTO QUE PUEDA QUE HAGAN LO QUE HAGAN, SUS CULOS SERAN MIOS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Pero no lo hago.
No.
Porque los martes me levanto de bastante mejor humor
(donde va a parar...) |