Eres gordo, y es algo innegable que tu sobrepeso antes mórbido te ha degenerado, no te hace falta que te insulten y que te marquen, bastante sufrido has ya y ni a quien le poco importe, te dicen glotón, huevón, atascado, cerdo y panzón, que si estás así es tu culpa, que si comes pollos enteros también es culpa tuya, que si llevas kilos de más te lo debes a tu holgazanería y a tu atragantes.
No saben que te era genético, que el comer entre gordos te ayudó a ser como ellos, que saberte gordo y verte entre otros, te auxilió en el proceso de aceptación que no te dieron los que te pateaban o retaban en la escuela, que no sólo es porque te encanten los chocolates, no sólo es por comer pizza y azúcares refinadas y de fácil absorción, les importa poco indagar si como sabes ahora es cuestión de tiempo, no de ocio y dejadez, aunque el discurso médico te subyugue y la moda te oprima como las dietas que se te imponen, gordo, obeso, seboso, lerdo y casposo. ¿Qué más te falta por recibir como insulto? Las mujeres te rechazan, les das asco, lastimera simpatía te muestran, estas solo si bien te va, de lo contrario estas comiendo sumiéndote en tu depresión, llorando frente al televisor tu reciente fracaso amoroso, tu intento de ligue, que como, como y como siempre… Continuará...
|