Curiosa paz que irradia de tu boca,
Hace que novele tu rostro entre mis párpados,
Imaginando en el delirio de tu nombre que eres tú quien me arropa,
Quien forja el fulgor de mis sentimientos alternándolos.
Necesito poder abrigarte con mis besos,
Vertebrar tu sangre para sentir lo que una estrella en verano,
Pero el paraíso anciano vaga con sus manos en los bolsillos,
Sin deparar rumbo fijo que hermosee mi futuro a tu lado.
A veces sin que lo sepas, silbo lágrimas y musito contigo,
Tu voz cual neis fusca que me mantiene mirándote,
Haces que no abandone la ilusión de dejar de jugar a ser amigos,
Y que tus labios de selenita sean resol de un poeta que vive amándote.
Parece que los días pasan como las olas... solo pasan,
Siento que te miro sin sepultar el miedo y abrazarte... solo te miro,
Padezco amor soñado sin remedio ni antídoto,
Y tampoco quiero curarme sin aludirme de que los dolores me arrasan.
En el silencio que abruma tu voz imbuyo que te amo,
Esperando que tu boca lo mismo repita hacia mis ojos tristes,
Pero callas en tu sufrir enmascarado aquellas palabras,
Cuyo rumbo no es el mío sino el de otro para quien no existes.
Peroraría entre mis fríos silencios diciéndote que a tu lado te extraño,
Horas enteras sin murmurar sílabas mirándote me quedaría,
Hasta recorrer tu rostro y descubrir tu propio engaño,
Hasta que dejes de sufrir, tus lágrimas yo lloraría.
Volvería a sentirme cosquillas de tu cuerpo para que me acaricies,
Quisiera ser miedo en tu noche a solas para sentirte en todo el cuerpo,
O quizá dinero entre tus manos para que no me desperdicies,
Tan solo tu salud para disimular que por tu indiferencia viro como el viento.
Latente es el amor que entre mis sienes crece día a día,
Despertarme quisiese y que estés a mi lado... o que te haya olvidado,
Para no volver a amanecer con lágrimas que huelan a tu orilla,
Fingiendo estar introvertido y no de alba a ocaso de ti enamorado.
Dime ahora tú las palabras del adios que no causen mi llanto infame,
Procederé a olvidarlas, siendo la propia voz de mi silencio carmesí,
Mas lloraré cuantas lágrimas tú quieras que por ti derrame,
Tal vez de tanto sufrir mis ojos se sequen o se llenen más aún de ti.
Sé que esta noche al recostarme no encontraré el sueño en tu nombre,
Desde alguna estrella o desde tu tierra lunar me estarás mirando... espero,
Curiosa selenita que inspira en alelíes las poesías de estas “lágrimas con hombre”,
Con sus ojitos menguantes de seda acaricia el viento que me arrasará,
Extraña y bella mujer por quien mi corazón ha de latir el día entero,
Por la que me siento a disfrutar llorando esperando que algo suceda,
Lo extraño y triste, mi selenita, mi sueño, es que aún no sé qué será.
Los poemas al igual que los días me rozan como las olas, solo me rozan y se terminan,
Noches divisando la luna queriéndote encontrar entre sus caricias con tu aroma,
No entiendo ni recuerdo cuándo me enamoré de tu piel con delirio fugaz,
Y aunque nunca de este lado del cielo tus labios pueda besar,
De algún otro lado, por el resto de mis días, ilusión de mujer selenita en mi corazón serás...
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