En la necesitada de luz, deambula el alma, con frases en silencio y domingos en mi soleada calma, fatigantes luchas y posibles deudas de una taza sin asa, deseo ver mas allá de las tormentas donde se posa tu casa, refugiarme entre los trenes que pasean en las praderas sanas, ensuciarme con las aguas del mar oblicuo de soledad profana, y salir entre tus pupilas dilatadas y sonreír al sol que se vierte en ellas, abrasar las ganas de abrasarte, besarte y darte refugio, y nunca soltarme, quiero morir así, entre las platicas infatigables que se brindaran los ciegos, y en las manos cruzadas de los sueños que construyen cielos, y en cada palabra tuya encontrare el veneno, y cuando sol que se pose en e atardecer, nos encuentre viejos.