EL ESCRITOR
Ella lo había encontrado esa tarde.
Él, como siempre, estaba sentado escribiendo sobre su notebook en ese café
de Providencia, y ella, como todos los miércoles, iba para degustar ese rico
capuccino y leer algo novedoso.
Hacía ya unas cuantas semanas que cada miércoles ella le había clavado la mirada, pero él estaba absorto en su pantalla, tanto que pasó por alto esos
enormes ojos verdes.
No aguantó más y decidió acercarse. En ella eso era común, me refiero a lo de tomar la iniciativa. Y sucedió lo que menos esperaba; Saludó, pidió permiso para sentarse y sólo recibió por respuesta un "Adelante", luego de lo cual sólo se oía el suave teclear de sus dedos sobre el computador.
Ella dijo, ¿Qué haces?, y él contestó, escribo un cuento erótico.
¡Suena interesante!, ¿me podrías leer algo de ese cuento para... conocer tus imágenes?
¡Si claro!...
Un silencio inundó ese pequeño espacio delimitado por una mesa y dos sillas, de pronto el relato se hizo más y más candente, pero sólo iba en la mitad
del texto, aún no terminaba el resto de la historia.
Fue ahí cuando ella, ardiendo por las imágenes que en su relato dibujada este avezado escritor desconocido, le sugirió...
¿Qué te parece si seguimos escribiendo en nuestras pieles la otra mitad de tu relato?
Bebieron su café y emprendieron rumbo al estacionamiento....
Y al cabo de unos minutos estaban ahí, besándose en ese lujoso motel, inspirando los relatos escritos en las pieles, aflorando la lujuria pura del calor de sus besos…
Él, no emitía ninguna palabra, ella solo quería sentirlo…
Se miraron profundamente, él la lanzó a la cama, ella solo quería ser parte de sus cuentos, él le abrió las piernas y subiendo la falda le saco esos pequeños y excitantes colales negros transparentes…
Ella, con voz suave y de máximo placer le dice – ¡Hazme tuya! – Él, con una leve sonrisa en su rostro, se agacha y le besa hasta el mas profundo de su ser, ella siente como su lengua entra y sale de su centro mojado, hirviente de excitación…
Ella, lo toma de la cabeza, se sienta y mirándolo muy fijamente a sus ojos verdes, lo besa saboreando las letras de ese cuento loco que estaban reviviendo…
Una vez la cabeza en sus manos, apuntó directo a su entre pierna, y guiñándole un ojo empujó fuertemente hacia ella los glúteos de ese escritor que le estaba robando el alma. Sus jadeos y su sonrisa se confundían con el sudor que de sus cuerpos emanaba.
Él estaba dentro de ella, mirándola a los ojos mientras sus manos jugaban con sus senos y sus labios buscaban esos botones que casi estallaban en su pecho. Sus bocas estaban fundidas en un beso que les permitía hacerse el amor desde sus sexos hasta sus lenguas.
Literalmente hacían el amor con la boca, mientras las manos de ella acariciaban la espalda de él, y el la tomaba desde las caderas para ir poco a poco introduciendo su dedo cordial en su perfecto trasero, sintiendo como en el interior de ella, su miembro entraba y salía al ritmo de las caderas que ella agitaba en una danza loca.
Poco a poco fueron subiendo por una espiral incontrolable que se hacía cada vez más placentera y cada vez mas intensa. Los ojos de ambos estaban poderosamente inyectados de sangre producto de la dilatación que los espasmos les provocaban, y sus pieles estaban mojadas de sudor y sexo.
Ella llevaba en su labios el olor del cuerpo de su macho, y su olor a hembra impregnaba la piel de su amante, el que no dejaba de entrar y salir de su cuerpo, grabando en sus entrañas el nombre que le dejaría recuerdos eternos.
De pronto la espalda arqueada de ella comenzó una serie de movimientos incontrolables a la vez que sus dedos se incrustaban en la espalda de él. Él ya no medía ninguno de sus movimientos, y mientras sus bocas intentaban robarle el alma al otro comenzó esa serie de espasmos y hormigueos que se fueron extendiendo entre jadeos de ambos,... la piel erizada, los sentidos exacerbados, las pupilas más dilatadas, los brazos entrelazados, la respiración agitada, la humedad de sus sexos, y un largo aliento que en la boca delicada de ella se oía como un ¡AAAAAaaaaaaa! profundo, eterno, misterioso, sublime.
Después,.... un cadente movimiento marcó una pausa entre tanto frenesí, pero sus cuerpos aún unidos, seguían ese baile de pasión.... El, cerró los ojos y comenzó a sentir la palpitación de su corazón junto con el de su curiosa lectora, sintió que las letras de ese lujurioso cuento nunca iban a acabar, por que ella seria la musa inspiradora de todos sus relatos…
(ESCRITO POR FELIPE PAULSEN Y ANNA O)
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