La memoria nos traiciona, es mentirosa porque sólo guarda unas cuantas cosas y las otras las envía a algún rincón, ni las archiva, sólo las olvida. Supongo que de cuando en cuando para evitarse alguna que otra Tara. Sin embargo, parece pernicioso, recurrente. En medio de estas vacilaciones, -Hortensia - intentaba escribir por enésima vez una carta que aún no tenía muy claro si era una despedida o sólo una necesidad urgente. Tenía, desde hace siete años un amor de esos alimentados sólo por los granos de sal depositados por ella, por los suspiros y por las pequeñas cosas compartidas.
- Era extraño, pero este sentimiento y estos brevísimos encuentros eran tan pocos que hasta se podría decir que eran fraternales y no eróticos,como había sido su sueño. Porque aunque fue un tanto prolongado no dio más porque no podía, porque Hortensia conoció por fin el cansancio, leyó los mensajes que había pasado por alto, recibió las señales, puso cuidado a los signos y escribió por fin:

Emilio: está quizá sea una de las cosas más difíciles que he escrito, y desde que aprendí a hacerlo sin tantos errores y amando menos, queriendo mis grafías, tengo varios pares de cosas escritas. En fin, te decía que es un tanto difícil escribirte, porque no se cómo hacerlo, porque hay tanto que decir. No puedo hablarte de mis sentimientos porque los conoces de sobra, tampoco es un reclamo. Más bien quisiera decirte que aún conservo una tarjeta tuya que venía en un sobre azul y que fue un maravilloso regalo para mí. Por mi parte no puedo decir que conservo intactos mis sentimientos porque tampoco sería verdad, sólo que creo que aquí y allá algo ha quedado... La otra tarde nos encontramos en un semáforo y de inmediato te pude reconocer y en breve instante mirarte y ver tu rostro sorprendido y tus ojos buscándome. Confieso que algo tan absurdo me hizo feliz, y es que algunas felicidades quizá nacen de lo absurdo, de pequeñísimos instantes.. Pero, cuántas señales hay en tus silencios y tus omisiones y cómo no darme cuenta? . No me arrepiento de nada es probable que la canción que se agitaba en mi pecho y las ideas que estaban en mi mente, tenían una sola tonada: tu nombre

- Hortensia, dobló la carta tantas veces leída de principio a fin, que casi podía repetirla y al revisar las fechas se dio cuenta que ha pasado una década y aún se pregunta por qué conservar una carta que nunca llegó a su destinatario?. No es que sea un misterio sin resolver, sólo que el olvido se ha tomado más tiempo del previsto y no, no es que en estos años todo se haya quedado quieto- Sólo que es una forma de conexión y al menos, lo que fue, permanece en algún lugar del corazón.

1/12/2004