Era un día de verano parecía que el sol se había prestado para una ocasión. De repente sonó el teléfono era Claudia, mi mejor amiga dándome una mala noticia –El papá de Andrea y Daniela a muerto. Me quede helada sin saber que hacer y colgué el teléfono y me puse a pensar:- Como les va a cambiar la vida; tan solo son unas chicas de 15 y 16 años. Todavía en el colegio y ya sin su padre. Ahora mas que nunca necesitan la compañía de sus amigos.
Llegue al velorio y ahí estaban mis dos amigas llorando, las abrace y no supe q decirle, solo les hice sentir que ahí estaba y que en ese momento no las pensaba abandonar. Estuve toda la tarde con ellas y poco a poco empezó a llegar más gente.
Me acerque a una prima de ellas y le pregunte como se había muerto.
Tania me contó – Iba a ir a una conferencia pero antes tenia que pasar por un amigo y nunca llego a la casa de su amigo entonces llamo a la casa y nadie sabia nada, Andrea su mama y un tío mas fueron a la casa y la primera en encontrarlo tirado en la cama ya muerto fue Andrea. Había convulsionado parece que se atoro con la misma saliva, como no había nadie en la casa para que lo auxiliara paso lo que paso “murió”.
Al día siguiente era el entierro, me reuní con un grupo de amigos y nos fuimos al cementerio donde ya se hallaba toda la familia del difunto. Me acerque hacia Andrea y le di una carta en la cual decía:
“Andrea y Dani:
Me siento mal sabiendo que ya no van a estar cerca de su padre, pero Dios les a mandado este camino de la vida a ustedes y sabe que lo van a superar porque ustedes son fuerte, y no están solas tienen a su mamá, tíos ,abuelos, amigos, etc. Que ellos siempre van a estar pendiente de ustedes.
Dios se llevo a tu papi porque acá podía sufrir mucho mas y antes que eso suceda lo recogió a un mundo mejor, cuando piensen en el miren al cielo y en la estrella mas brillante ahí esta el iluminando el camino de cada una de ustedes.
Esta de mas decirles que acá tienen a una amiga para compartir los momentos felices y tristes, Así ya nos veamos tan seguido nuestra amistad no se acabo sino que cada día comienza a brotar mucho mas.
Amiguitas las quiero mucho
Un besote.
Fabiana”.
La leyó me abrazo y se puso a llorar, la abracé lo mas fuerte. Le dio la carta a Daniela y también sucedió lo mismo, pero me sentí mucho mas tranquila sabiendo que ellas sentían todo mi apoyo.
Entramos a la capilla donde se encontraba el ataúd, hubo un gran silencio que el cura rompió dando una pequeña oración antes que se lleven el cuerpo a cremar.
Esperamos las tres horas de la cremación siempre juntos a ellas, hasta que llego el momento y se fueron a buscar las cenizas.
Cuando salieron ya todos se despedían, así que me despedí y me fui.
Ahora solo queda tirar las cenizas pero eso será mañana donde solo acuden los familiares, y esperar un tiempo para que ambas con el apoyo de su madre y todos los que las quieren superen la muerte de su papá.
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