La santa paciencia
Relato de la cadena de afortunados eventos que finalmente permitieron a Edilberto mandárselo guardar a Eva
Al baile donde para su mala leche el Pachuco se saco la mierda, siguieron tres semanas de relativa tranquilidad… trate de visitar al eccehomo un par de veces, pero siempre me lo negaron aduciendo que estaba durmiendo, creo que por su vergüenza ni siquiera asomaba la nariz fuera de su ratonera.
Como durante la fiesta Eva había demostrado de que pie cojeaba permitiendo que el retaco de Juan Paredes se la paleteara a su gusto mientras bailaban, automáticamente se convirtió en terreno propicio, tanto así que aprovechando que mis padres estaban de visita donde la tía Chabuca… la invite a que viera el cuadro de Marylin que tenia colgando a los pies de mi cama, al principio se hizo la difícil, me imagino por el que diré, pero luego le tapamos la cara a la Monroe con su calzoncito amarillo con lunares diminutos --- tenia tan buen trasero que nunca lo olvidare --- y nos correteamos mutuamente por la cama hasta que la sometí, realmente valía la pena, se comporto como una charapa de ley que justificaba plenamente la obsesión de Edilberto.
También durante esas tres semanas me dedique a visitar diariamente a la niña de la Avenida Santa Cruz, yo que me creía un don Juan conquistador con todas las otras mujeres, con Fressia me portaba como un boludo sin atreverme a declararle mi amor… por temor a ser rechazado, creía que ese era el verdadero amor y tenia razón --- luego la experiencia me enseño que el ultimo, siempre es el verdadero.
Entre al chino de la esquina de Garzón con Santa Cruz y casi me caigo de la risa…
¿Y a quien creen que encontré comprando medio paquete de cigarrillos Inca?
Al mismito Pachuco Bailarín, andando como un pato por el dolor, mientras se agarraba del mostrador para no caer.
- Edilberto… ¿Qué chicha a pasado contigo, que voy a visitarte y te niegas? Le refregué por la cara.
- Perdona Arturo, pero me da tanta vergüenza. Realmente el poquita cosa parecía tan sincero que lucia casi humano.
- Pero si somos amigos, son cojudeces. Mentir es gratis.
- Si… pero quede como una basura en frente de Eva, con que cara voy a pedirle que sea mi novia, ella se va ha cagar de risa por mis pretensiones.
- Pórtate como si nada hubiera pasado, dale tiempo al tiempo. Le aconseje.
- Acuérdate que…
Con calma y saliva
un Elefante se tiro
a una Hormiga…
- No es posible! Me refuto el tarado.
Y aunque te cause asombro
la violo piernas al hombro
- ¡Definitivamente no te creo! Me volvió a decir… no hay la menor duda El que nace para idiota… aunque lo fajen de chico.
- ¿Qué haces caminando, si parece que te duele? Le pregunte solo por curiosidad.
- Estoy solo en mi casa, la familia se ha ido a pasar el fin de semana a Huacho.
Cuando caminábamos rumbo a su casa y el se recostaba en las paredes para no caer, mientras se tambaleaba que se me hacia difícil contener la risa, se aparece Eva que regresaba del Colegio Rosa de América, con su uniforme marrón a cuadritos y su falda cortita que de manera provocativa le hacia enseñar medio muslo.
- Edilberto… como estas. Le dijo coqueta mientras me guiñaba un ojo.
- Acá con dolores, pero mejorando. El idiota estaba todo rojo, avergonzado y al mismo tiempo babeándose al ver el pescadito.
- ¿Cuándo me llevas al cine? Se auto invito la hembra.
- ¡Cuando quieras! Respondió radiante el Rey del Mambo.
- Hoy dan una de Pedro Infante en el Opera.
- ¿Vamos en Noche? Poniendo una carita que hacia imposible negarse, si Pachuco no la llevaba… lo hacia yo.
- Si. Balbuceo Edilberto y Eva cruzo para su casa.
Seguimos caminando, mejor dicho yo caminaba, el se arrastraba como podía entre gestos y gemidos de dolor.
- ¿Te parece que le declare mi amor a Eva? Me pregunto inseguro.
- Creo que debes hacerlo de una vez por todas. Le dije casi ordenándole.
- ¿Le agarro una mano y le digo que la quiero? Parecía un niño con su primer amor.
- Mejor dile que la quieres y le agarras una teta. Me estaba poniendo molesto con tanta insensatez.
Llegamos a su casa, lo deje y me fui a sufrir mi calvario en la Avenida Santa Cruz, Fressia también estudiaba en el Rosa de América.
Al día siguiente Edilberto caminando casi erguido se presento en mi casa y me disparo a boca de jarro.
- ¡Ya somos novios! El Pachuco lucia como un millón de Soles.
- Ayer nos besamos en la boca.
- ¿La metiste a tu casa y…? Le pregunte libidinoso.
- ¡Estas loco!
- No hubiera aceptado y me mandaba al carajó. El idiota realmente lo creía.
- Podías haberla llevado para enseñarle a tu abuelita. Le dije seriamente.
- Mi abuela esta muerta. Parecía molesto.
- Le enseñabas las fotos, pues Idiota.
- Tienes que aprovechar que estas solo en la casa y darte el gusto, pídele que te ayude a limpiar la sala o cualquiera otra cosa y trata…
- No me atrevo, si lo hago pelea conmigo. Insistió.
- Deja de comportarte como un idiota y sigue mi consejo, ella dice que esta enamorada hasta las patas de ti. Casi le grite y le cerre la puerta en las narices.
Esa noche como a las doce, alguien tiraba abajo la puerta de mi casa por la manera como tocaba, cuando fui a abrir… el Pachuco con cara de gran que, me dijo…
- ¡Voy a tener que casarme con Eva... porque era virgen! Que si hay idiotas… hay idiotas.
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