Bolsa de papel

Recostado en una cama temprana simplemente mirando el techo
sufriendo por mis pecados, pensando últimos pensamientos.
Estaba consumiéndome una vergüenza llorosa, madurando en retroceso
impulsado por malas acciones de las desviadas maneras de la mente
pero en la cornisa de mi promesa rota quiero revalidar esta historia
y sanar lo delicado sofocando la sensibilidad de mi defensa.
Percibí un instante la presencia de tu mirada ya no peligrosa
viniendo a ocupar dulcemente el espacio vacío aquí a mi lado
y creí que el apaciguamiento era mentira, y estaba en lo cierto.

Impaciente por tu irreverencia a mi preocupación
demasiado egoístas, festejando con un banquete de migajas sobre la mesa
compartiendo sin compañía toda esta miseria.
Adormeciéndose mi estimulación moral, esfumándome lentamente
y una beatitud insuficientemente celestial como para reconfortarme.
Debería de tragar los mares para así lavar todo mi orgullo
dejando de lado la necedad, matando el hueco resonar en mi dentro.
Intuí tu sombra insana reflejada en la alfombra, apaciblemente blanda
y de una bolsa de papel regaste todo mi amor, tu amor que por mí acabó.