Una bebe nacida en junio del siglo pasado, crecía en una familia extensiva, calurosa, amorosa, y de mucho fervor hacia sus ancestros y creencias. La llamaron Socorro por la Virgen del Socorro y ya que había nacido en su día. Socorro crecía y ya que era debido que toda niña de buena formación no solo fuera estéticamente bella pero de cualidades indiscutibles, estudiaba en el Colegio Carmela Noguera que era el mas popular de esos años, fue la mejor alumna del colegio en varias ocasiones dando a su familia regocijo por tener una niña tan lista como parte de la familia.

Me contaba ella ya hace varios años, diría yo hace unos 5 años, todas sus historias de niña, yo reía y gozaba con su vida aunque solo la compartí por trozos ya que yo no existía todavía. A la vez que ella narraba trozos de su vida, también me contaba historias de su familia, de su madre, de su padre, sus hermanas y hermano, historias que yo encontraba exquisitamente interesantes, y abrumadoras, me estremecían y me transportaban a esa escenas de la época.


Ya se asoma el sol, y su cuarto ya se hacia en el segundo piso de la casa con un espacioso balcón, donde ella y su hermana se levantaban en la madrugada y se sentaban en ese balcón a repasar la lección del día, mientras presenciaban la muchedumbre de la ciudad que despertaba para los quehaceres cotidianos. Con los primeros rayos del sol, se hacia escuchar a lo largo de la calle, un carretón que pasaba diario por la casa y este traía leche fresca de la hacienda, Socorro cuenta que era la hora de levantarse, ya despiertas ella y su hermana y casi por terminar la lección escuchaban trotes de caballo, era su padre en camino a la finca, lo veían pasar desde el balcón y le saludaban buenos días.

Su padre que todos los días montaba su caballo negro azabache de raza Española con trote elegante, rumbo a su finca a inspeccionar la producción de leche de una de las tantas haciendas que la familia poseía. Don Gabriel era el nombre del padre de Socorro, tenia amor por los caballos, y en su casa de dos pisos con un gran balcón, también se encontraban escondido un extenso patio trasero o mas bien un establo para sus dos ejemplares Españoles, que se les cuidaba con empeño, y que el había comprado a un vendedor ambulante por unos C$100.00 pesos cada uno, suma que en eso entonces no es lo que es hoy.


Socorro y su hermana listas para ir al Colegio, se montaban en una pequeña carreta tirada por una cabra, y de chofer la nana, que experiencia y manera de ir al Colegio. En una de tantas las niñas traviesas le gritaban a la nana mas rápido nana, mas rápido que vamos a llegar tarde a clase y nos van a dejar afuera del Colegio. La nana angustiada por que las niñas no iban a llegar a tiempo a la escuela volaba en aquella carreta con la cabra jalando, y de tanta conmoción la carreta no dio mas, y se rompió, la nana se había quebrado el brazo por tanta insistencia de las niñas. Cuenta Socorro pobre la nana, de haber sabido que eso iba a pasar no había importado no llegar a tiempo a la escuela aunque mama se hubiera enojado mucho.


En las tardes en temporada de escuela Socorro recibía clases de Ingles, por un tal Señor llamado Mister Stickley, vestido de lino blanco y le acompañaban un bastón y un peculiar sombrero, muy erguido y propio el señor Ingles de unos 57 años de edad, una hora duraba la clase en uno de los salones de la casona supervisado por la madre de Socorro.


Los abuelos de Socorro ya a vísperas de celebrar sus bodas de oro, anuncian un viaje de 1 año al viejo mundo a sus raíces españolas y francesas, Madrid, Paris, y Nice eran sus destinos, invitando a toda la familia, por barco era la travesía de un mes......





A continuación............



©® Karolina Arévalo