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Lies
A estas alturas de mi vida no voy a dejar que una mujer disponga de mis actos, ya estuve diez años casado y esa es bastante experiencia, ahora se lo que necesito. No quiero andar de pololeos y tonteras de regalitos ¡No! Ya estoy viejo, ahora lo único que quiero son mujeres para la cama. Cuando conozco alguna le digo inmediatamente que ya somos grandes y que no estoy para pololeos de jóvenes, la mayoría se asusta y se escapa. Eso es algo que no entiendo en las mujeres. Siempre que uno es honesto, siempre que uno es realmente honesto las mujeres salen disparadas, pero cuando uno empieza con mentiras ahí se quedan escuchándolas. En mi época de soltero y joven lo único que hice fue mentirle a las mujeres, y ellas se quedaban esperando otra mentira. Cuando conocía una mujer lo único que me interesaba era que tuviera buen culo y buenas tetas, si hablaba, o trabajaba, o pensaba me daba lo mismo, yo quería lo otro, y para tenerlo usaba las mentiras: eres tan linda, tan inteligente, me encanta como eres, lo que piensas, tus valores, tus principios se amalgaman con los míos ¡Mentiras! Si mientras hablaban lo único que pensaba era cuando me tocaría besar esos senos. Bueno, a veces las mentiras no alcanzaban y había que recurrir a los regalitos idiotas, un osito de peluche, flores, bombones, chocolates, y a los encuentros fortuitos. Yo era muy hábil en esos tiempos, siempre averiguaba donde trabajaban o donde estudiaban las mujeres que conocía al pasar o me presentaban en fiestas. Y a los pocos días me escondía a esperarlas, cuando llegaban a la esquina aparecía yo; mezcla rara de caliente enfermizo y de romántico pelotudo. Hola cómo estás, qué sorpresa, qué gusto me da verte, te acuerdas de mi, nos conocimos en la fila del banco, me recuerdas, yo me acordé inmediatamente, nunca olvido a las mujeres hermosas, y además nunca imaginé que este día me encontraría contigo, con esta hermosa mujer, y bla, bla, bla hasta meter. Ahora que estoy viejo me puse honesto, ahora soy un hombre verdaderamente honesto con las mujeres... Hace unos días en una fiesta conocí a una mujer de mi edad, o un poco menos, la verdad no recuerdo, también separada, en eso coincidíamos, y le dije que fuéramos a un motel, cuál fue la respuesta, ¡No! Acaso crees que soy una prostituta. Le dije, no creo eso, (aunque lo pensaba), es solo que estoy siendo honesto contigo, hoy apenas te vi entrar a la casa me gustaste, cuando nos presentaron y bese tu mejilla me excite inmediatamente, no pude contener la erección, sentí ganas se sacarte el vestido y violarte aquí mismo ¡Estás enfermo! Fue lo último que me dijo antes de irse y de paso acusarme con el dueño de casa. Me tuve que ir de la fiesta por ser honesto, en todo caso camino a casa con una botella en la mano llegué a la conclusión que igual me la habría culeado en dos o tres semanas siguiendo la táctica antigua: mentiras por doquier... ¡Ah! Estoy apestado... La última polola que tuve quería que le dijera si la amaba ¿Me amas, me amás? cómo iba a decirle eso, si no la quería, solo quería tener sexo con ella, pero ella andaba todos los días con las cuestión, mas bien los fines de semana que nos reuníamos, me quieres, me quieres, siempre lo mismo, hasta que le dije que la quería, y después cuando me baje de ella me preguntó: ¿En serio que me quieres o lo dices porque dejo que me hagas lo que quieres? Qué crees perra, pensé, pero le dije, a veces siento que me haces falta, decir eso fue un error, un día llegó con sus dos hijos y pasamos un fin de semana familiar, y cuando decidí cortar la relación me saco en cara. ¿Por qué me has engañado tantos meses diciéndome que me quieres? ¡Claro! Le dije, si te hubiera dicho la verdad ni me hubieras dejado tocarte el culo. Después conocí una joven, esa solo quería bailar los fines de semana, los viernes y los sábados tenía que llevarla a la disco, bailaba y bailaba, yo quedaba exhausto con tanto salto, y a mi edad para que explico los malestares en mis pies y en mi espalda. Con ella casi fui totalmente honesto, pero ella fue aún más honesta. Cuando le pregunté por qué me llevaba tanto a bailar respondió, bueno para que llegues cansado a la casa y te subas solo una vez arriba de mí, acaso crees que esa tremenda panza que tienes es muy liviana. No creo que sea liviana dije, pero si lo hubieras dicho antes habríamos cambiado de posición. ¡Ya cállate, y vamos a la disco para que bajes de peso! Me gritó. En mi vida he tolerado que dos mujeres me griten. Una es mi madre porque la adoro, y a mi ex señora, ya que la respeto un poco porque es la madre de mis hijos, pero no iba a tolerar que una enferma mental engreída de 21 años que solo quiere bailar me gritara en mi propia casa. Le pegué un palmetazo en la cara y cuando cayó al suelo le di unas patadas. Al rato cuando pudo ponerse de pie ¿Qué te hice le pregunté? ¿Qué te hice? A ver dime. No dijo nada y se fue llorando. Al salir me fije que se veía bien con el traje que se puso para ir a la disco ¡Y no vuelvas! Le grité cuando hacía parar un taxi. Fui al baño, oriné, me rasqué el glúteo izquierdo, me saque la camisa y me miré al espejo. En realidad estoy un poco excedido de peso... pero no es motivo para que me falte el respeto. Luego de un rato de pensar el suceso me encontré solo y caliente, pensé que de no actuar tan bruscamente con la flaca, ahora estaría en una cama con ella, pero en fin , así son las cosas. Tomé mi teléfono celular y empecé a llamar a una de las tres putas, es que yo conozco a tres putas, claro que son putas de distinta categoría, y las llamo de acuerdo a la plata que tenga . Una es puta cara , es rica la tonta, trabaja en un club del barrio alto, la conocí una vez que fui con unos amigos, conversamos, bailamos, tuve que pagarle varios tragos y después me la lleve a un motel, me salió mas caro que la cresta, pero valió la pena. Parece que le gusté algo ya que me dijo que me atendía por fuera cuando quisiera. La otra es un puta de privado del centro. Un día vi el aviso en internet y fui a conocer a las chiquillas. Ella también me dijo que podía atenderme por fuera cuando quisiera, podía hacerme, como dijo ella, “puedo hacerte un domicilio, te sale lo mismo, pero estamos mas rato”. Y la tercera es una puta de escasa categoría, a esa la conocí en un topless de mala muerte donde fornican de pie en un rincón oscuro, era la mejor de ese lugar, según mi apreciación personal claro está, y la lleve al rincón para que me lo chupara un rato, me salió un veinteavo de lo que me cobra la puta cara y un medio de lo que me cobra la puta del privado. Por eso cuando estoy de vacas flacas llamo a la pobre, ja ja, puta pobre, así la registré en mi celular, pero con su nombre artístico, Karla Pour. A la rica le registré como Silvana Rich, y a la puta del privado en el celular escribí Micaela Médium. Siempre que las busco y leo el nombre me cago de la risa. Ese día antes de marcar revise el estado de mis divisas, en Silvana Rich ni pensar, así que llame a Médium, pero la perra tenía el celular apagado, así que llame a la Karla Pour. Hola mi amor le dije cuando la salude, y nos juntamos en un motel del centro. Tres días después de los palmetazos que le pegue a la flaca empecé a tener problemas, me llamo la mamá, menos mal no fue el papá, ya que no tiene papá, no se si el viejo murió o no lo conoce, la hue’a es que me llamo la vieja y me dijo que me demandaría que aquí, que allá, que la cacha de la espada y todas esas porquería por el estilo... CONTINUARA
Roberto Espada

Texto agregado el 11-02-2005, y leído por 229 visitantes. (0 votos)


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