Qué lástima de verdad, Simón, que te fueras de la vida a estas horas tan tempranas de la mañana... ya decía yo que a mi Dios se le estaban cayendo las alas.
La primera vez, conocerte fue casi como tener un cuchillo en la garganta y que me lo pidieras para cortar el pan. Me salvaste de mi misma sin darte cuenta que necesitaba ser salvada, y te hiciste feliz con tu pan cortado. Tambien te hiciste feliz con las noches hablando de beisbol, de lo raro que era tu acento mezclado de la costa, la capital y del llano, y de promesas de empezar a volver a vernos uno de estos dias. Eso fue por alla por octubre de hace dos, tres, ya este año van a ser cuatro años en agosto. Y todo ese tiempo estuve yo sentada con la mano en la barbilla, apoyada sobre las rodillas, en la acera de tu bienvenida. Hasta diciembre. Este diciembre era el mes en que de verdad ibas a pasarte por la costa, por el lago, por el puente, por el sol, y te iba a poder secuestrar para llevarte a la orilla a mirar las islas. Sé que este iba a ser el mes, porque ahora estás muerto-- Es casi impensable decirlo con tanta soltura, es como tener una piedra pesada en la mano y sin querer soltarla o que se te caiga... la verdad yo no he querido soltarla, y por no querer soltarla se me va de las manos.
A estas alturas de los años, yo deberia haberme ya deshecho de ti.
El catorce de febrero pasado lo pasé llorando con las horas, el de antes riendome con el molino roja, con kylie minogue drogada y comiendo pizza hasta decir basta; pero el del año antes lo tenía bloqueado de mi mente, y es hoy 11, tres años después, que vengo a acordarme que lo pasé deseándote cerca. Es importante resaltarlo porque cumples el 13 de febrero y fue el único cumpleaños desde que te conozco que no te felicité: el primero. No recuerdo nada, digamos que no lo recuerdo porque fue triste y al-borde-mente frustrante, tantas noches echando broma jurando que en octubre... tal vez, y fue el primer octubre que faltaste, y por eso se olvidó de ti el mundo, pero no yo. Para mi aun quedaba marzo y abril y mayo por cien años más. Pero que increible que fue todo, me compre otro movil, te robaron el tuyo, y nunca nos aseguramos de tener otra manera de hablarnos, y nos perdimos de los dos, y nos perdimos del amor.
La temporada de beisbol es por octubre, y siempre en temporada, me preguntan por que ya no me gusta, y yo no se como decirles que una pelota en el campo volando, ahora que no estas, es solo una pelota cayendo en el campo. Hace tiempo se me olvido que en la vida, tambien se pueden batear jonrones.Tenías una sonrisa de un millon de soles.
Tu sonreias y me crecian alas que me llevaban hasta donde estabas. Y tenias unos ojos, Simon, verdes y azules, que eran tanto el mar como la fuerza que me hacias creer que tenía para atravesarlo. Crei en tantas cosas de ti, por ti.
Contigo todo era definitivo. Y como no iba a serlo, si te empeñaste en mi mirada desde la primera vez que me encontraste. Siempre tuviste una manera de encontrarme, y ahora, no te veo en ninguna parte.
Divido los años pasados, a veces cuando me toca, en lapsos de ti. Hay lapsos de dios y lapsos sin el, lapsos de perderte y de volver a tenerte, como en todo, y tu siempre me hacias creer que los de tenerte iban a ser eternos. Eran meses de odiar que mis dias no se prendieran con tus luces, que mi piel no se estremeciera con tus ojos, de decirle no a la vida, y minutos que volvias. Yo era un terreno vacio y tu me colonizabas, construias casitas con vigas de esperanza y techos de palabras. No dejaste ni en el ultimo momento que yo creyera que existian los tornados, siempre encontrabas la manera de sostener todo lo que habias creado. Como cuando me dejaste en abril y volviste en julio, que me negue a reconocerte, tu intentaste de nuevo en septiembre, y me prometiste otra vez que en octubre ibas a venir. Creo que nunca le habia prestado tanta atencion a los meses, pero asi era yo, la medida de mi tiempo era tenerte o no tenerte -como diria Vicente-.
Desde tu muerte solo habia ido a misa el domingo despues que me enteré, y mi dogma ya ni sé donde lo dejé. Yo creia que iba a tener que rezar por tu alma, pero tu alma me dejo solita. Yo creia que podia seguir esperando que vinieras sin buscarte, pero ahora siempre tengo que buscarte. Ya no hay un Simon que me reviva la ilusion, y las ideas de escribirte duelen demasiado desde que ya no puedes estar triste.
Cuando te fuiste se fue la esperanza, mis poemas quedaron vacios de fe, y el Dios que yo pensaba que una vez te habia traido, de repente se robo las alas que me habias regalado, para él volar contigo.
Ayer estaba sentada en la iglesia, y me di cuenta que las palabras no me tocaban, mi canto ya no era fuerte, en cambio se ahogaba entre las voces de tanta gente, noté que mi angel se llevó mi dios, cuando mi dios se llevó a mi angel.
Te volviste santa trinidad, misterio y todo, ya no te puedo descubrir, y todos los trece de febrero son un abismo sin ti. |