La casa de los espejos I.
En ese momento ya estaba francamente molesto, quizá había sido una tontería pero ya estaba adentro y tenía que salir, le parecía que se encontraba en uno de los extremos del salón pero no acertaba a localizar una vía correcta, perdida la noción del tiempo invariablemente regresaba una y otra vez al compartimiento del piso de la mancha roja.
Recomenzó un nuevo intento, penetró cuidadosamente a los compartimientos contiguos mirando siempre aparecer su propia imagen sudorosa y agitada desde todos los ángulos habidos, siguió caminando lentamente, cuidando mentalmente de no avanzar en un círculo. Sentía que el sudor le escurría por la frente, mejillas, cuello y espalda y otra vez sacó del húmedo bolsillo el sucio y pestilente pañuelo, aunque sabía que estaba empapado al menos le refrescaba un poco. ¡Oh no, el mismo compartimiento de la mancha roja! …
-¡Vaya, no puede ser!
Un inesperado traspié le hizo pisar la mancha y su suela quedó embarrada del viscoso líquido, se apoyó con una mano en el espejo de enfrente mientras que con la otra se secaba el sudor de la cara, al abrir los ojos se vio en el espejo sonriendo sardónicamente…Abrió desmesuradamente los ojos al escuchar la propia voz de su figura reflejada:
-¡Eres un estúpido, ahora ya nos hemos perdido todos!..
-Heeey, no te desesperes, tiene que haber una salida. Esa, su otra voz provenía del espejo de atrás, se giró en redondo y las imágenes, sus imágenes habían cobrado vida y cada una de ellas se manifestaba con insólitos y disímiles movimientos.
-Ya vimos que no hay salida, lo que debemos hacer es pedir auxilio, alguien debe venir a ayudarnos...
-No, no, ya basta cabrones, rompamos los pinches espejos y salgamos cuanto antes, yo también ya me desesperé….
Siguió la infernal perorata aumentando de tono y súbitamente se sintió atropellado por la intempestiva presencia de otros cuerpos en el compartimiento, todos se agitaban y entre imprecaciones, insultos y manoteos se generó un caótico amasijo, empellones y puñetazos le hicieron caer al piso y se sintió embadurnado del pegajoso líquido, entonces sucedió; primero fueron sordos crujidos, luego agudos rechinidos que se volvieron cada vez más intensos hasta que oyó el inconfundible ruido de cristales rotos.
Días después, la elegante y profesional locutora de conocido canal de televisión anunciaba:
“Tras el sorpresivo embargo del parque de diversiones, en el que fueron desalojados por la fuerza pública empleados y asistentes, esta mañana fue encontrado en avanzado estado de descomposición el cuerpo……….
La mente humana es una casa
de vigorosas conciencias,
singularmente antagónicas
e irracionalmente asimétricas
que conviven en constante pugna de poder.
h.f.r.
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