La lluvia moja mi cara y las gotas parece que me lastiman de a poco, como afiladas cuchillas que cortan mi piel. Una a una caen mientras te pienso, mezclando la rabia con la amargura del recuerdo.
Te odio, te odio me repito a cada paso mientras las luces de la ciudad se encienden y las nubes se escurecen aún más trayendo la noche.
Mi paso se apura y te sigo pensando, el eco de tus horribles palabras resuena lastimoso en mi cabeza.
Seco mi cara con la manga de mi abrigo y parece sangre diluida en agua salada. No es agua de lluvia lo que moja mi cara, es llanto que brota de mis ojos.
No son nubes lo que cubre el cielo, es mi desvelo y mi dolor por ti que se hacen noche.