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Inicio / Cuenteros Locales / Mr_davo_horror / El Demonio Puede Llorar

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Así como la malicia abastece de hipocresías a las masas que se ven guiadas por un deseo ciego de arrebatos silenciosos, la vida se ve transformada por un sosiego de despecho que es el hogar de las ánimas que recorren los albores de lágrimas que mi alma ha derramado. Es sostener y apretar los párpados buscando un perdón que no existe por las razones ambiguas de la culpa que se pierde en la sangre propia, esa tintura que es limpia más no impía, como el resto de los rostros que necesitan enfermedad para estar de rodillas, necesitan ese perdón. La decadencia es el alimento de mis ojos, esa actitud referencial que parte de las miradas asesinas, de los suspiros enfermizos que sucumben en la plenitud de el nacimiento olvidado, de los hermanos robados.

No seré el mismo, la decencia se ha visto rota; los árboles son el testigo único que presta su tronco para secar las raíces vivientes que me ayudan a esquivar tantas palabras. Tengo mi espíritu indestructible dentro de mi puño, aquel que ha sido pisoteado de todo sueño; guardo todo hasta poder liberarlo como demonio, como alarido. Creo que lo has hecho, tu mente se ha ido y debes glorificarte.

No puedo respirar más, sigo siendo aquel que se alimenta de pastillas y vino; mis brazos están rotos que más da. Mi mejor amigo es un cuchillo que es libre de entrar y salir de la dermis que cubre mis parpados de arcilla, la casta de mi voluntad se ha perdido entre el filo de su sincope que es en lúgubre resplandor que ciega mi hambre.

Para bendecir la ruina se necesita su indiferencia, esa que se ha regado como saliva y veneno que acalla los pasos de los fieles que son ateos en tierra de desasosiegos. Recuerdo la enfermedad, nunca ha sido mía ni lo será, que trabajen los enfermos, que se mueran los hincados.

Estoy forzado y he dado mis ojos y aún así nadie lo sabe ni lo nota. Ser juzgado por uno y lamido por tres representa la marca de los labios secos y marchitos, como pétalos de claveles sobre mi tumba, esa que no visitarás.

De entre las entrañas se recita la maldad y la hipocresía, contagiado no estoy pero si la ira me retumba, me resuena en recuerdos de tactos puros. El demonio puede llorar, pero jamás perdonara.

Texto agregado el 10-02-2005, y leído por 180 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
12-03-2005 De entre la vorágine de conceptos logré rescatar muchas frases interesantes. Para mi gusto, con un poco menos de verborragia quedaría un producto excelente. Mis saludos y **** dehumanizer
 
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