Inicio / Cuenteros Locales / sickboy_xx / Un poco de obsesión. ¿Que no?
Ana estaba según ella tomada. Y pues si había bebido dos cubas. Muy suaves. Así para dama. Pero eso si según ella ya estaba bien ebria. Me acosté en la cama del cuarto de mi amigo. Acto seguido, Ana tomo su posición. Se acostó sobre mí. Dejando nuestros labios muy cerca.
Yo veía como movía su boca pero no entendía palabra alguna. Solo murmuraba a mi cara. Yo la miraba tratando de esquivar su boca. De pronto de uno de sus suspiros entendí la palabra “te deseo.” Yo la mire confundido. Ella, Ana, mi amiga de siempre con la que me ponía ebrio los viernes. Deseándome. Y no era cualquier niña. Era una niña delgada de ojos verdes y grandes.
Sus labios por fin se entendían con los míos. Su mirada por fin jugaba con la mía. Sus ojos grandes se clavaron en mi rostro. Extendí mi mano sobre su cuello. Y deje que nuestros labios bailaran. De pronto la música apareció. Air, la pieza más hermosa que he escuchado en toda mi vida. Nuestros labios se separaron. La mire. Pero mis ojos ya no la veían como amiga. Ese beso tuvo tal ardor, que fue capaz de cambiar mi forma de verla.
Ella me miro y soltó su cabello. Se veía hermosa. Con mi mano fui recorriendo lentamente su muslo. Jugaban mis dedos con sus jeans. De vez en cuando la miraba de reojo para ver que hacia.
De su boca salio una risita. Se acerco a mi cuello y lo beso. Fue un beso gentil, suave. De pronto el ardor volvió a crecer. Mis manos ya no paraban de tocarla. Su cara pegada a mi cuerpo. Esa sensación de calor. Sus cabellos flotando sobre mis ojos y ese olor. Ese olor tan suyo, tan delicado y dulce.
La volví a besar. Acaricie su espalda mientras lo hacia. De pronto el ardor subió más y más. Tenia la necesidad de sentirla. De penetrarla. Tome lo que tuve a la mano. La mire le di un beso. El lápiz que tome del escritorio tuvo como destino la sien de Ana. Sentí por fin que algo divino pasaba. Algo único. Su mirada se perdía en el techo azul de la recamara.
Pequeños quejidos salían de su boca. Por fin lo que yo esperaba. De su hermosa y delicada boca empezó a brotar sangre. No pude detenerme. La bese. La bese de tal forma. Sentía sus latidos suaves. Su mano apretaba la mía. Como si se hubiera resignado desde el momento en el que atravesó el marco de la puerta.
Vi a dios esa tarde. Estaba entre mis brazos. Lo bese. Absorbí su esencia.
El ultimo aliento de Ana. Por fin es solo mía.
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Texto agregado el 09-02-2005, y leído por 204
visitantes. (4 votos)
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Lectores Opinan |
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20-09-2011 |
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Un poquito de fluoxetina mas intenciones paradojales y pasan todas las obsesiones... 5* carelo |
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27-11-2007 |
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me encanta... de hecho... lo adoro!
morgause |
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10-02-2005 |
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Creía que este era un texto más que describía una escena de sexo..., pero ya veo que no!. Me gustó el final..., hace de contrapunto. No te deja indiferente. Efecto_Placebo |
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09-02-2005 |
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mi agrado Asesina_Serial |
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09-02-2005 |
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Buena me parecio recontra narrativo y bien descrito, pucha ya quisiera a ana!! jaja.bien kitaro |
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