Más influenciado por la noble perseverancia de Marcelo, que por una verdadera disposición literaria, Pablo trataba de escribir un cuento para el concurso “Santiago en cien palabras”, organizado por el metro. Al cabo de darle vueltas al asunto un par de veces, y luego de tomar en cuenta la desnutrida calidad del último trabajo ganador, llegó a la triste conclusión que no valía la pena perder un valioso minuto de su vida en algo que definitivamente no iba a traspasar las fronteras del buzón de la siempre tradicional estación Baquedano.
Texto agregado el 22-07-2003, y leído por 387
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
30-07-2003
franqueza. Los mejores concursos son los que uno inventa.
sendero
22-07-2003
¡¡me gustó, precipitado, como solo el dolido corazón!! Decameron
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