voy a contar una pequeña historia de sexo,
para el olvido; o para recordar con sinpatia,
elijan ustedes. llamese como sea, yo preferia olvidarla ya mismo.
no acostumbro ver television, pero cuando doy con una de ellas, no se si por casualidad, o que, lo primero que siempre escucho, es algun comentario burlon,y a la vez demandante, acerca de los orgamos fingidos. al instante de registrar en mi mente, esas opiniones; casi siempre coicidentes,
y altaneras, sobre este placer unico y natural, sufro, o sufria, de unas miniconvulsines de rabia dificil de comparar. me preguntaba: ¿alguna vez estos personajes, de paneles lleno de extras abdomnorem, desesperados periodistas por el raiting, habran hecho el amor, aunque mas no sea con un culo de goma?, porque opinaba yo:
que las expresiones onomatopeyicas de cualquier indole, gritos, jadeos, quejidos, y hasta un recitado de poemas (si es que asi se expresa el cuerpo con deseos, en ese esperado, y ansiado momento de hacer el amor) afirmaba, hace un tiempo no muy lejano, que esas expresiones, que no provienen del intelecto, son validas, verdaderas, lejos de ser actuaciones fingidas. mas que nada, por el solo hecho de ser incontrolables, inmanejables; a no ser que te entrenes para callar, y guardar silencio.
asi opinaba hasta antes de ayer.
estaba yo con una señorita de color negro, elegida de entre un monton de bombones, para calmar un sindrome de piel oscura que me afectaba, bueno, como se hace en estas ocaciones, penetre su cuerpo con el mio, y al instante, comence a ser testigo de sus gritos de placer, senti de inmediato un orgullo de alta densidad, pero luego empece a darme cuenta que mi pitito dormia la mona, y sospeche que algo no andaba bien, o mejor dicho, que todo andaba mal. al comprova que mi pene no estaba, en absoluto, erecto, le sugeri a la negrita, ponsoñoso y desepcionado, que cerrase los ojos un momente, y asi lo hizo ovedientemente enamorada. apoye primero, mi mano en su vientre, y luego coloque en su lugar, una almohada, y lenta y sigiliosamente, me hice humo de la pieza, mientras la pobre negrita, seguia finjiendo, el tal mentado orgasmo trucho. |