Bendita estrella que te cobijas bajo el mar, Sentada en la tarde, vientos de jazmín murmuran a tu oído Conoces los secretos perpetuos del amor, mas tu corazón es roca. ¡Oh!, hermosa ninfa…cuya riqueza merma la paz de su canto. ¡Oh!, dulce mariposa alada de sal…poseído tu corazón, es cadena que profunda te arrastra a los avismos de la mente. Cada noche, estrellada, de luna fulgente, tus versos románticos de musa navegan distantes en las ondas de tus cabellos, persiguiendo en ellos tu Ulises. Fuerte, lujurioso, pecador, pero hombre. Lo esperas con sigilo, lo esperas y desconfías… Pues no conoces de amores. Y se equivoca el poeta, al ensoñarse contigo. Todos pretenden la falsedad de tu pose, sobre roca al atardecer Y la eterna mirada desdeñosa que cautiva marineros en nubes de deseo. Han sido tantos…Y se han convertido en arena a tu alrededor y a todos Los has despreciado. Ulises, mi Ulises. eso preguntas en tu delirio. Ya se acerca princesa, canta, se aproxima sigiloso para no ser escuchado Afina tu arpa o tu flauta, no esperes que el mar se agite, no esperes que lo guarde la marea en sus profundidades azules. Vuelve tu mirada al horizonte, llama a tu amado. Canta mas cerca, mas cerca hasta envolverlo, hasta abrazarlo con tus manos largas, hasta seducirlo y perderlo en ti.