Como quise que me escucharas,
pero no me escuchaste;
cuánto quise que me abrazaras,
pero no me abrazaste.

Ay!!!...padre cuanto te esperé
pero tú dedicado a tu escritorio,
que me ignoraras sólo logre.

Muchas veces tu atención necesite
pero no me la diste,
tus consejos pedía y sólo decías
que eran tonterías.

Mis errores golpeabas
mas mis meritos sólo ignorabas,
pues acaso no te importaba o
no querías darte cuenta que
había llegado a tu vida.

Mis lágrimas derramé
preguntándome: porqué...señor...porqué
pidiéndole al que no se puede ver,
que me recogiera de una vez.

Encerrado en mis paredes
sólo podía pensar que algún
momento pasarías esta puerta
para salvarme, pero nunca llegaste.
Ya es muy tarde padre
los hombres de blanco me
vinieron a recoger.
Ya no llores mas,
pues inútil es
yo ya no volveré.