AMOR EN COLORES.
Se dice que para escribir algo bueno hay que ser audaz y loco, entonces las cosas salen como uno los imagina y los lectores las esperan.
Un día me enamoré, una locura absoluta, y mientras yo flotaba en una nube colorida él ni siquiera me miraba…
Yo pasaba por los colores de un amor ardiente que comenzó en un tenue amarillento anaranjado y como un arco iris cambiaban sus colores, comencé a soñar con un mundo color de rosa, y él no me miraba ni me daba bola. Saltaba de una nube a la siguiente, ahora le tacaba a la roja, luego a la escarlata, sangraba mi alma y mi corazón …y él nada, no me daba bola.
Me quise morir, terminar con este abanico de colores, que se transformaban ahora en grises, violáceos y negros, aparecieron agujeros profundos queriéndome engullir, la depresión asechaba …y él no me daba bola, ni me miraba.
Salí del abismo magullada, decepcionada y juré nunca más pasar por la paleta de los colores de un amor desesperado y no correspondido. Pero con el tiempo olvidé mi promesa y aquí estaba nuevamente.
Para entonces me vestía todos los días de un color diferente y todos mis amigos y no tan amigos maliciosamente se sonreían y con un dedo en la cabeza me señalaban; pero tampoco me dieron bola.
Pero yo aún tenía en mi reserva un arma secreta y la ¡disparé! Comencé a salir completamente desnuda, otra gran locura mía, y sin portar color alguno ¡vean cómo me iba!
Todos me miraban, todos sonreían, todos querían ahora sí darme bola, ya nadie me señalaba como una loca cualquiera, pero yo pasaba y sus bolas ya no me interesaban.
Y para aclarar esta disparatada historia debo agregar que tan solo desnudé a mi alma, y aún así , él nunca me dio bola.
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