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Se desperto asi. Hace unos segundos se encontraba mecido por el dulce olvidar del sue~o. Y ahora tenia los ojos abiertos pero el cuerpo y la mente todavia enredados en el descansar. Le cuesta reconcer la habitacion, todavia se siente un extra~o en ella. Las paredes estan heladas y a su aletargado cerebro le lleva un tiempo asimilar q. SI se cambio de casa, de rutina y de vida. Ahora recuerda q. esta en medio de una vida y la nueva. Fuck!. ? A quien se le ocurrio darle al "on" de mi cerebro?.
El olor le tranquiliza, es algo suyo q. le acompa~a a todas partes. Ya no necesita mear las esquinas para definir su territorio.
Con la barriga llena y los pensamientos alegres, pasea por estas calles nuevas, donde todo tiene un destello hostil. Tampoco le importa y se detiene como atrapado, encandilado quizas. La calle es ancha y esta atrincherada por casas bajas de ladrillo rojo. Parecen iguales, pero cada dos o tres q. hizo, el arquitecto se volvio caprichoso y cambio peque~as cosas. A lo mejor las hizo al gusto de los ocupantes, jajajaa.. No, no caera esa breva.
La gente es gente como en cualquier ciudad, ocupados, distraidos y desconfiando de todo ser humano q. se encuentre demasiado cerca de ellos. Algunos se preguntan: ?Por q. el gobierno no hace una ley, q. obligue a los demas a caminar a dos metros de distancia de mi honorable humanidad?
Pero como ven q. nadie se toma ninguna molestia por solventar ese detalle, se contentan con echar chispas de hielo por los ojos y en afear su rostro en un rictus impenetrable.
Cuando pierde el hilo de esos pensamientos, se pone a caminar otra vez y se hunde en ese charco de humanidad, como buen hijo de. El tambien tiene cosas q. hacer. |
Texto agregado el 07-02-2005, y leído por 107
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