Y no es tan difícil, solo hay que reacostumbrar el cuerpo.
Se necesita una ventana abierta, una mirada de no mas de cinco años y la mano bajo la barbilla para levantar esa mirada al cielo.
Digo no mas de cinco años para que no nos produzca pánico absoluto cuando veamos llegar un pedazo de estrella.
Pues en los milagros las estrellas caen y si no lo creen veanla caer...
Para nosotros la mayoría de los adultos los milagros no existen o si existen los aceptamos a medias.
Y en el mundo sobre el cual basamos nuestras creencias no se los denomina milagros, eso es "cosa de cuentos". En el mundo en el que nos desenvolvemos solo existen "cambios de percepción de la realidad".
Porque el mundo en el que creemos, es aquel que solo vemos y palpamos y tal vez así debe ser.
¿Y que mundo vemos y palpamos a diario?
Un mundo en guerra pero totalmente real.
Un universo donde la moneda de cambio está basada sobre odios, persecuciones, envidias, corrupción, soledad, frío, desamor, pena y etcéteras.
Una sociedad que forma caparazones sobre la piel sobre la cual, anquilosado, intenta el hombre proteger el cada día mas desvalorado, bichito de vida que lleva dentro.
Y ese "bichito de vida" agobiado por la incomunicación es incapaz de jugarse emocionalmente porque aprendió a tener miedo, se acostumbró o lo acostumbraron a no poseer capacidad de pedir.
Entonces incapacitado se lo arropó de vergüenzas, de censuras. Se le hizo creer que ser adulto, era vivir de acuerdo al mundo este.
Y viviendo de acuerdo a este mundo auto-anulamos su capacidad de sentir. El bichito creció dentro de un ser acostumbrado a aceptar, a no utilizar la posibilidad de auxiliar y ser auxiliado.
Y aislado se enfermó de negatividad.
Fue interiorizando siglos de zonas oscuras y no permitió jamás que la luz volviese a entrar.
Desde muy temprana edad cerró la boca, los oídos, la capacidad de pensar y junto a ellos el sentido de reír, llorar, amar, besar, extrañar.
Creyó que ser adulto era no descorrer la "moralina" de los ojos y del corazón y así vivió "sin darse cuenta".
Saliendo de un hospital una enferma terminal a la que había saludado la noche anterior me llamó.
Acercó su boca a mi oído y dijo...
"El milagro es darnos cuenta.
Darnos cuenta que anoche me "despedí" de usted y hoy lo estoy saludando de nuevo.
No sé por cuanto tiempo, ni estoy preocupada por ello.
Sabe?
Todo lo que hoy respira alrededor mío, se ha creado de nuevo para que mis ojos lo vean y mi corazón lo sienta.
A bajado desde el cielo dentro de una estrella un mundo nuevo para que hoy yo pueda jugar con el."
Y no es tan difícil, solo hay que reacostumbrar el cuerpo.
Se necesita una ventana abierta, una mirada de no mas de cinco años y la mano bajo la barbilla para levantar esa mirada al cielo.
Digo no mas de cinco años para que no nos produzca pánico absoluto cuando veamos llegar un pedazo de estrella.
Pues en los milagros las estrellas caen y si no lo creen veanla caer...
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