Anoche al calor de unos vinos nos fuimos compenetrando sin pensarlo, las palabras se hicieron nulas y solo intentamos controlar, sin éxito alguno, el deseo que emanaba de nuestros poros. Lentamente nos fuimos acercando sin desviar la mirada, nos guiaba el instinto carnal. Me preguntaste si conocía el amor, te respondí que quería sentirlo y con tu mano atrajiste mi rostro hacia tí y me besaste en los labios con ternura infinita; ternura que después se convirtió en locura desmedida al ritmo que tus besos se apoderaban de los míos. Esa sensación febril de tu tacto recorriéndome entera, descubriendo mi pasión, apoderándote de mi razón y mi cuerpo...tu presencia me posee y me encanta...siento tu hechizo, tu virilidad, tu fuerza.
Entrelazamos nuestras manos y me besas de nuevo, muerdo tus labios y sonríes, nos miramos, se me escapa un gemido y me aprietas con fuerza...te siento más y más y más. Siento que se me escapa el alma y la tuya le hace compañía. Seguido esto de un "Te Amo" decido esperar a que mi alma regrese a mí para ahora ser yo quien te descubra por completo otra y otra y otra vez.