vivo en cruces 321, estoy casado
tengo 2 hijos y un perro llamado viruso.
cierro la puerta,
ya he llegado. las 4 marca el reloj
y miro alrededor.

no escucharé nada, no recibiré a nadie
solo apagaré la luz y me prepararé un café frío.
la prisa jamás me reclutará
ya que estoy en casa. me acostaré y lloraré
porque el aire neamente se ha llevado
mi aroma a parranda y el pavimento es fértil
gracias al vómito subhumano,
subconsciente
subsidiario
subgastroenterítico

y pronunciaré mil verdades al mutismo
de la habitación. 1000 verdades con gusto a alcohol.
no he dicho nada. estoy ok, porque sólo necesito de tu rostro dormido,
de tu silencio explosivo,
y de tu cuerpo alienado como casi todos los días a esta hora.
al amanecer haremos el amor,
y después esposa mía me dejarás el desayuno
en los pies, bofetearás el corazón vil, preguntando
por el día de ayer.
me darán ganas de ver mis hijos y,
luego los remitiré a las afueras del colegio.
llegaré al trabajo como nunca y
sólo habrá risas de comentario,
pagaré las cuentas y te iré a ver mamita,
te iré a hablar. te llevaré
petunias y girasoles [si que eras única mamita!].
daré mi punto de vista en la reunión de pauta y,
regresaré a casa
dispuesto a ver una película contigo cariño,
para después hacerte dormir con mis besos
y mis historias de juventud.
despertaremos tarde con los niños saltando en nuestra cama
recordaremos que es sábado, día del paseo a la playa
les susurraré a sus oídos que arreglen las cosas, que el agua esta tibia,
y la arena tan blanca
como mi mente enferma, dependiente…
en realidad lo siento.