Entró en el recinto con paso firme y decidido… Pero se acercó a el con respeto, las manos colocadas en las espalda y la cabeza baja.
Se sentó de forma educada, tapando sus rodillas con el borde de su falda y le habló con voz tenue y algo temblorosa

-Papá… Buenos días…
-Jamás te he pedido nada fuera de lugar, ni he hecho otra cosa más que seguir las instrucciones que me has dado… He sido invariablemente una buena hija para ti. No conozco el egoísmo; siempre ayudé con mis hermanos y en casa todo lo que pude. He realizado todos mis estudios de forma brillante. Ingresé en la facultad que tú elegiste y ejerzo tal y como me aconsejaste.

-No he salido más que con los chicos que te agradaban; mis amigas casi siempre han sido las que tú sabiamente has elegido y me casé, tal y como querías con el hijo de tu mejor amigo.

-Visto como a ti te parece correcto, me peino como mandan tus cánones y voy a la iglesia regularmente.

Se levantó sacudiendo unas briznas de hierba de su regazo… Y escupiendo la colilla de Marlboro sobre la tumba dijo:

-Pero que sepas que el sábado me hago un tatuaje en el culo.