-¡Quiero conocer tu mundo, llévame hasta donde puedas llegar y planear por el aire azulino, atravesando aquellos colchones blancos y esponjosos, que apenas puedo ver desde mis profundidades, como sombras pasivas que no parecen tener vida... Llévame!. Le decía un pez gris a su hambriento amigo el pelícano. -¡Podrás llevarme en tu gran bolsa y regresarme al mar antes del anochecer!... El pájaro, enorme y extrañado, movió la cabeza de manera graciosa, y abriendo sus extensas alas le dijo al pez: -¡No puedo , es mejor que te quedes aquí, en tus saladas aguas, pues correcto es apreciar ciertas cosas desde ciertas distancias ...!, luego alzó vuelo y se marchó surcando las espumosas orillas hacia el rojizo escondite del sol. Al día siguiente el pelícano descansaba plácidamente con sus negras gafas sobre una tibia peña ,de pronto muchas gotas de agua fría le remojaron la emplumada panza que posaba ante el astro incandescente, despertándolo repentinamente ...-¿Quién ha mojado mi blanco plumaje?, preguntó, mientras poco a poco descendía por sobre las rocas hacia la orilla. Era el pequeño pez gris que tímidamente sacaba la cabecita a la superficie por momentos, para pedirle al ave un paseo por los cielos del puerto...-¿Tú, otra vez tú?, preguntó sorprendido el pelícano. -¡Sí, yo , otra vez yo!-, sarcástico secundó el pez, pero muy feliz de haberse encontrado nuevamente con su amigo, al que había regalado un montón de algas marinas para saciar su hambre descomunal a cambio de un paseo por los azulinos cielos que contrastaban armoniosamente con el mar... -¿Y qué pasa si te mueres pequeño?-, preguntó el pelícano y el pez muy sonriente respondió : -¡No te preocupes, basta que en tu bolsa entremos un sorbito de agua y yo ¡-...-¡Está bien!, respondió convencido el pelícano advirtiéndole que no siempre el cielo podría estar tan azul y despejado como imaginaba el pez... El enorme pájaro zambulló el pico para recoger a su amigo ... -¿ Estás listo ?, preguntó al pequeño y alzó vuelo... El pez claramente sentía elevarse agitando de alegría las aletas y esperando poder, desde las alturas apreciar la infinidad de su hogar. Al cabo de unos minutos de vuelo el pelícano no abría el pico... -¡Quiero ver ¡, gritaba desde adentro el pez , saltando con desenfreno, pero su grande amigo no abría el pico quedando mudo y sin poder explicar que las aguas del mar de pronto estaban... -¡Abre el pico pájaro panzón...!, el pez estaba enloqueciendo en el interior de la bolsa ... -¿Por qué no quieres abrirlo, ha de ser que ni siquiera has despegado tus sucias patas del muelle, verdad ?... -¡ Me has engañado pajarraco embustero !...El silencio hizo pensar al pez, luego preguntó tristemente :- ¿ No estamos en el cielo verdad ?... De repente un violento descenso inquietó al pequeño pero este recordó incrédulo y pronunció desesperanzado: -¡Ya sé que no estamos volando, es inútil entonces que me quieras hacer pensar que ya aterrizamos...Abre el pico y déjame salir!. El pico del pelícano se abrió lentamente y con mucha facilidad , el pez asomó su mirada con cuidado y vio la oscuridad con que el petróleo derramado había matado a su amigo y teñido su hogar...