Quién habrá eyaculado en el cielo,
erizos de semen salpicados en la noche;
ambulantes grumos estériles y pesados en las mañanas...

A quién habrá violado el viento sátiro
con su remolino eréctil,
tal vez al aire insaciable
o a la tierra excitadamente ácida,
que pedía ser mojada...

Se ha concebido la belleza gaseosa
de la distancia y la inmensidad;
la magia fornicaria de las fuerzas
le ha pintado un techo al planeta, en óleos etéreos
de grueso pincel cano...

Quién ha consumado, en nubes y estrellas
sobre la cama celestina de aires y brisa
la sexualidad de los dioses,
la lujuria de la naturaleza...