Sigo solo en mi cuarto, recostado en el viejo sofa, que hace las veces de cama. Un niño llora en algun lado y un olor a caldo agrio se cuela a traves de la puerta. Ya nadie viene a verme, ni siquiera Sonia que decia quererme.
Yo no hago mas que pensar y recordarte subiendo por las escaleras, con tus tacones altos y tu falda estrecha. Esa vez estabas sola, hay pocos clientes a esas horas en invierno, asi que me anime a seguirte. Tus pasos inseguros cada vez mas rapidos, tus manos queriendo atrapar el pomo de la puerta y las mias alrededor de tu cuello...apretando....un movimiento convulsivo y luego nada ...
Algun cliente borracho, comentaron.
Otra vez la fiebre y nadie viene. Mama no llega a juntar el dinero para tomar el tren. Y si me entregara? Al menos no estaria solo, al menos podria contarle a alguien..Y esta maldita fiebre!
Otros pasos que suben, otra mujer ocupa ahora tu cuarto y yo la espio tras la ventana. La botella reposa casi vacia en la pequeña mesa, alguien golpea la puerta...Tal vez vienen a llevarme, tal vez sea solo el propietario que viene a reclamar los meses que debo. Si junto el dinero del tren tal vez sea yo el que se vaya, para no tener que subir nunca mas esa escalera y cerrar mis manos con fuerza.
Para Rodia.