Ana se sentía muy sola,
una tarde llamó a alguien
y apareció ante sus ojos,
algo parecido a un ángel.

Al no hacerle caso nadie
se encerró en su habitación,
y empezó a contarle al ángel
lo que en el día le pasó.

Ana ya, después de un tiempo
del ángel se enamoró,
le hablaba en todo momento
la situación empeoró.

Se lo confesó a su madre
pero no se lo creyó,
y muy asustada dijo:
¡esta niña enloqueció!

La llevaron con psiquiatras,
con el cura y el doctor
lo que ellos no comprendían
era que solo era amor.

Ellos tan solo decían:
que tan rara enfermedad!
pero Ana solo tenía
una inmensa soledad.