Aún hay olor a tus maldiciones crueles...
gritos de maldiciones fermentan cercanas
otras maldiciones me pudren el alma
¡escuchen....!
el maldijo:
el aire que respiro
el pulso de la vida...
mi vida santa...
vientre
semilla
alma...
se fue maldiciéndome
sin maldita piedad alguna
Una mujer te maldice hoy...
¡yo!... te maldigo amándote
maldigo:
mi deseo
la mente
los recuerdos
los sabores de tu piel amante...
maldijiste:
a la madre
al hijo...
a la carne..
y como la maldita tierra es madre
me vuelvo:
hija...cómplice y carne ...
para olvidarte..
Me consumo maldiciéndote...
abro la tierra con estas malditas manos
y te augurio que:
¡hacia vivas entrañas de la tierra te iras maldito!
al lugar donde los malditos no descansan,
allí irás arrastrando mis maldiciones
y no tendré piedad sobre tu pecho maldito,
¡hasta que levantes las malditas maldiciones
que me has regalado sin maldecirte antes nunca!
Si en el maldito más allá...
Dios nos ve llegar así
cargando las malditas maldiciones
que nos hemos regalado con maldita perfección
¡que guarde su maldita santidad!
y no cubra con bendiciones este maldito amor
que nosotros hemos valientemente maldito.
Texto agregado el 04-02-2005, y leído por 160
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Lectores Opinan
30-05-2013
Excelente, viceral, no puedo creer que soy el primero en comentar leon
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