Noche Ninguna

Una noche-ninguna te hallé
yo me había vestido de traje
tú estabas vestida de luna.

Me invitaste a proponer un brindis.
Solo atiné a celebrar:
tu mirada de gata blanca
tu escencia de árbol de otoño
ese vino barato de cartón
y el cigarro que pusiste en mis labios
y que yo besé para quemarme en tus manos
diluirme en tu aroma.

Bailamos con la radio del auto
tropezamos una salsa, un son, un merengue;
no pudimos bebernos más las ansias
y decidimos, con un beso,
iniciar un trato de alas
amor, terrazas y sueños.

Noche Alguna

Esta noche-alguna
ya sin tí, trato archivado,
tengo secos los brindis,
voladas las alas
dormidos los sueños
y por los suelos las terrazas.