Un día desperté,
queriendo cambiar el mundo,
ver las cosas muy profundo,
pero no, no lo logré.
Y volví a creer en nada,
a vivir sin luz, ni sueños,
dormir con ojos abiertos
esperando tu llegada.
Las horas se hicieron largas,
por las calles transitaba
buscando entre las miradas,
desesperada.
De tanto buscarte amigo,
comprendí que no vendrías
que habías estado conmigo
toda la vida.
Tardé tanto en comprenderlo
pero al fin hoy te he encontrado,
en la sonrisa de un niño,
el semblante de un anciano,
en las manos de el mendigo,
pidiendo más que limosna,
un abrazo.
Después de ahí cambio todo
del letargo desperté
de pensar cambió mi modo
de nuevo volví a creer,
en que hay gente a nuestro lado
que también sabe querer.
Ahora veo la vida como un juego
algunas veces gano,
otras perder
sonrió por nada y en momentos,
lloro por la nostalgia del ayer. |