Hoy has despertado después de un millón de años de pesadillas, sin avisarme para tener lista una comida especial, sin tan solo darme indicios de que volvías de tu viaje para quedarte aquí sentado por horas mirándome desde ese punto fijo, ¿Qué miras? Acaso desde ahí mis lunares se ven más negros que siempre, aún no sé que miras, pero no importa el estar ahí inanimado me da cierta ventaja ante la vida, ahora me siento feliz, como esa felicidad de las canciones que odiábamos juntos. Espérame aquí saldré a comprar en la villa ahora ya no es tan bello como cuando te fuiste, la sal y el viento han ido quitándole el color a todo, las tonalidades se ven más opacas y la decisión de la gente de este pueblo fue dejarlas así a la mano de Dios, su Dios que le gustan las cosas feas, sin embargo está muy cerca de la casa y puedo caminar por el jardín que a pesar de la hierba conserva todas las flores intactas, ninguna a muerto y mis favoritas están más grandes esta semana como que sabían que tu regresarías, ya deben saber que estas aquí, de seguro te vieron cuando llegabas del cielo con aquella convulsión de colores, las cosas que habrán imaginado, cortare unas para que las mires, no, no nada de eso, ellas no mueren las flores son los despojos de sus vanidades y placeres, casi siempre las corto si no morirían en su ego, es que son tan bellas. Mírame aquí hablando sin parar, te dejaré solo, regresaré de la villa pronto y trataré de no volar con el aire como la última vez, esta vez no huiré de ti, lo prometo.
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