Tus palabras nerviosas, inquietas..., no quisieron decirme nada... No pretendía arrancarte promesas..., tan sólo que tu alma entreabriera su puerta a mi tristeza... Huíste de mi amor, sintiéndote incómodamente responsable, en vez de abrazarlo en ese instante en que existía, sin augurar futuro alguno para él... Y estableciste la distancia más insalvable que jamás divisé..., esa distancia, en silencio, que me entregaba la libertad para seguir con mi vida sin tí, distancia que mi amor no pudo recorrer, esta vez... Y seguiré mi vida sin tí, (claro está). No quedaré atrapada en ningún amor que no brille con la luz del instante... Ahora sé distinguir entre recuerdos y vida... Y también soy capaz de comprender tu situación..., sigues buscándote..., yo haría lo mismo... Tal vez me faltó un último "te quiero"..., tal vez me arrepentí de haberte entregado mi "te amo", solitario al entregártelo cuando ya no estabas... Así es que, ahora, sólo poseo mi silencio para entregarte, silencio de mi alma que espera a que la tuya vuelva para acariciarla, tal vez cuando sienta la libertad, carente de obligación alguna, de hacerlo... Ojalá te encuentres a tí misma, en tu selva llena de lugares misteriosos y "prohibidos", en tu afán de acallar esas voces sin sentido, intentado mostrarte tu camino. En mi playa te espero, para coger tu mano cuando quieras y disfrutar de uno o mil atardeceres, contemplando como el sol cae y la oscuridad desciende sobre el brillo de nuestro amor, espero que intacto... Un beso de mi alma, absolutamente abierta, descargada ahora de lamentos, habiendo dicho lo que hubiera querido decirle a tu alma, si la hubiese visto... (14/01/05) |