Familiar orgasmo
*Es que no hace falta sentarme en la amordazada cama, para soñar:
Aturdiéndome dentro de tú cuerpo húmedo, rozando tú brazo con mi lengua fría, para sentir un gemido de tus ojos y tocar esas vibrantes piernas, para luego lamerlas desde tu estructura más minúscula sintiendo cada fractura de tus sacudidas cojidas, eso es lo que siempre me excitó en exceso, y lograr hacerte tercianas por el recorrido de mi boca que camina sutilmente hasta el núcleo de tu cuerpo, para deleitarme con cada labio que proporcionó tu madre y padre: Viejos patriotas.
Me aposento en tu cuello, mordiendo cada arteria en ardor, me cobijo en tus lóbulos para gritarlos en caricias y arrancarte el cabello revolucionado, para deleitarme con tu torso en liberación, esperando por cada pezón erecto que me hace titubear en los pasos de mis labios, es que siempre me han gustado senos duros y pezones erectos, que me hacen elevar mi órgano eréctil masculino, como la mejor Torre edificada del imperio hegemónico.
Te amordazo y te tomo, para regatearte en la pared, como aquel policía en sábado, y pasar mis manos en tú circular traste fuertemente, y arrodillarme ante ti, para que te sientas suprema como una monarca, pero te trasformas en normal mujer, y me imploras que te coja, me lo gritas a la cara; Que quieres un buen órgano eréctil que te haga sentir más allá y elevarte con un orgasmo duradero, así, te tomo en posición cuádruple para sacudirte el ano y penetrarte profundamente, hasta sentir el llanto de tu placer, sin cremas de por medio, sólo el codiciado condón, y no para que entre y salga como el dinero del NASDAQ, sino para engendrarte mi miembro hasta el esplendor de la oscuridad. Y tú, dulce hermana, me miras con lágrimas de placer para decirme que no te basto y me citas muy sigilosamente a una nueva sección de orgasmo familiar. Te miro y te encumbro el vuelo en pregunta;
¿Es que no te bastó con lamerte y acariciarte tus extremidades, ni tus senos ambiguos, como la vil remera y poder penetrarte desenfrenadamente para sentir el sexo tú ser?
- ¡No, no me ha bastado! Sí Friedrich Nietzsche también se cojía a su hermana y lo hacía como el mejor buda en reflexión.
Vicente López |