Matilde Estrella


Para todos y para todo pero esencialmente para mí, desde mis sentidos cansados desde mis gemidos cansados te pronuncio, sintiendo que hoy haré mi testamento pero que absolutamente nadie percibe que abandonare... Solo tengo amor del roció, con claro castaño de tu piel, enséñame lo indiscutible que podrá entregar esos ojos y esa postura seductora que solo abuchea ternura, con esa voz gentil en demanda...

Espero asumirte entre mis brazos, para estampar nuestras pieles húmedas sin pedirle defensas a nada y nadie, ni al más inapreciable objeto que germina en esta aldea que escabrosamente hemos fundado... Yo con sabiduría dura y objeción en mano, tu con esa alegría transitada, solo quiero invitarte al porvenir que sea claro, honesto y puro, sin droga alguna ni utopía intermedia, solo con la palabra verdadera en disputa...

Estas vocablos conectaran, un sin fin de pasiones a una época pasada con delirios y malignas noches de insomnio, aquí ante tus ojos de imagen te suspiro, es que me haces falta, eres esa hibridación de lo carnal con el querer más compasivo de un niño, de esos idilios que solo se dan la mano y tactos disimulados, eso puro que todos coexistimos en algún instante de nuestra vegetación...

Ahora te vocifero con secreto, para recordarte más en influencia, entre mis malezas que se han convertido en weed... Ahora esperaremos a ese viejo Chamán para una bendición, de esos Chamanes arrugados, de los que dicen la verdad, de esos disfrazados de los que dicen no tener piedad, de ti amada mujer ojos de escrito...

Es que te prometo, a partir de las premisas de una pasión en lamento, esto no es fácil ni pócima, solo es que me desnivela poder decirte te amo, quizás sea por mi transitado pasado, por el tuyo o por la época, no lo se...

Ahora a recorrer juntos la senda de la realidad por que ya no queremos + imágenes auditivas de amor sin sabiduría entre tu y yo, solo amor + respetado, + adjudicado, a tus palabras sincera que ahogan mi espíritu, que se baña perpetuamente entre nuestros cuerpos húmedos…

Vicente López