Nadie tiene paz,
en ningún lugar del mundo,
ni en mentes brillantes o estupidas,
(sucias o puras).
menos aun en ciudades del primer o tercer mundo.
Tampoco es cosa de ricos o pobres
(eso ya tendrías que saberlo)
Y aunque cueste creerlo tampoco la tienen los enamorados,
besándose y deseándose en los bancos del parque,
mostrando el lado oculto de la humanidad,
el único que vale.
(Según creo yo)
No,
ni siquiera ellos la tienen.
(cambia esa cara por favor, que no es tan grave)
Ninguno de nosotros la conseguiremos nunca,
tampoco las generaciones futuras.
Bueno, vos decís que después de una guerra.
Yo digo que no,
eso es publicidad,
juegos mentales,
dulces desde los noticieros,
mentiras codificadas.
Esa gente tiene heridos y muertos,
hogares destrozados,
sangre en la ventana
y en el piso.
Ellos no ganan
ni concluyen las guerras,
ellos menos que nadie tienen paz.
Ellos vieron lo peor del hombre,
ellos saben que ningún hombre vale más
que el precio de sus balas.
(no te espantes, siempre fue igual)
Si ya se que todo esto suena desalentador,
a ver…
correteé un poquito para que te de bien la luz…
ahora si…
ahí si…
te ves mejor así…
“Y el monje en la punta de la montaña”
Ese es otro tipo como vos y yo,
esta buscándola,
se la quiere ganar,
piensa que la puede mantener en los bolsillos,
como a una naranja,
o un puñado de arroz.
Es un pobre infeliz aislado del mundo.
Y esa no es paz.
Eso es locura,
pero locura triste.
Locura de alguien escapando en vano,
corriendo en círculos,
insultando al espejo.
Este es el mundo que hay,
No podemos escapar,
por lo menos, vivos.
Te lo digo sin ánimos de ofenderte.
¿Qué si yo la tengo?
no, no, para nada,
ni siquiera yo que pocas veces me meto en nada.
De todas maneras, lo dije en un principio,
nadie tiene paz.
A ver, servirme otro…
de la botella verde…
si esa…
Bueno, en fin, así están las cosas.
Si, por supuesto que existe la paz.
Si, aunque nadie la tenga.
¿Qué cual es el sentido si nadie la tiene?
El juego es buscarla, mi amor.
El puto juego del perro queriéndose morder la cola.
Es la zanahoria que tienen los gobiernos para sobornarnos.
Nuestra paz es solo un instante,
es efímera,
es secreta,
pero es nuestra…
Préndete uno y pone algo de música.
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