El rinconcito ese, ese de misterios,
de intensidades que fluyen del aliento tibio, ese.
Ya no eran recuerdos ni nada, era tu olor en mi garganta,
fue soportar tu mano en mi pierna. Trágico.

Desde el techo al suelo nada. Pero no,
mi mentón, mis bellos rozando tu hombro. Era mucho,
El celular que molestaba, y un cojín que insinuaba algo,
que subía un poco y tus pechos molían.

Hace un tiempo fue?. No cachai que un roce lo puede,
Sólo uno. Basta. Se hace infinito.
Después la conversa, después otro beso de esos que gustan,
que irritan, que gritan, que dicen, que tocan.

Sabes?, ser urbano me hace mirar. Mirarte,
Sí. Corriendo, polución, mierda, hierba, todo el día
Y a ti te miro, desde cerca y lejos. Y tu?
El memorial del no recuerdo está grabado. Porque estás.

Hay fotografías en alto contraste que se repiten,
Un mosaico de emociones que se entremezclan. Están.
Un abanico, tú abanico que se mueve y refresca,
y el adiós. Una palmadita de buena onda, un abrazo en conclusión.

Y caminé a lo brother.
Sueño?, sí un poco.
Mirando las líneas de la vereda este,
Era nochedía, pero en el pecho un buen gusto,
un vino de esos sabor ciruela, un abrazo marcado, miré atrás.