Después de haber salido de aquel templo tan inquietante me fije que a un lado de la entrada había una runa escrita en una lengua desconocida para mi, y estaba gravado en ella la figura de un dragón pintado en sangre. Pensé que debía de ser alguna descripción de la leyenda de los dragones.

Cuando decidimos irnos al castillo empezamos a oír rugidos y quejidos de entre los matorrales, poco a poco oíamos como aquellos rugidos se acercaban mas y mas hacia nosotros. Al poco tiempo cesó el ruido y nos acercamos donde parecía que había cesado los rugidos.

Entre los matorrales vimos como un feroz minotauro se quejaba de dolor. Ese momento fue increíble puesto que era la primera vez que me había cruzado con un minotauro con mezcla de licántropo. El minotauro era enorme, tenia cabeza de lobo pero a la vez cuernos de toro, tenia un chaleco de cuero con un cinturón repleto de cuchillas que rodeaba su cintura. Su rostro manchado de sangre reflejaba oscuridad, furia y dolor, sus ojos flameantes, como la figura de kali anteriormente, adornaba su silueta dándole un tono de oscuridad. Sus brazos cubiertos de bello terminaban en unas manos de hombre cuyas uñas largas, fuertes y afiladas se parecían a las puntas de las flechas. Su pantalón bañado en la sangre de sus victimas, también era de cuero con rotos a un lado y a otro. A su espalda tenia dos sables de hierro forjado, desgastados a los laterales y estaban oxidados.

Nos acercamos un poco, pero cuando se dio cuenta de nuestra presencia, intento huir arrastrándose por el lodo en el que se había desplomado. Nos dimos cuenta del porque de su temor y su sufrimiento, puesto que en el lateral izquierdo de su cintura tenia dos flechas incrustadas y en su espalda tenia una herida profunda producida por una espada. El minotauro cansado y dolorido se paró y se apoyó en un extremo de un árbol. Intente acercarme, pero enseguida desembainó uno de sus sables de su espalda, pero estaba tan dolorido y agotado que dejó caer la espada al suelo.