Me enseñaste a cabalgar entre nubes, montando una yegua segura y picarona. Viejo lindo, olor a campo, olor a tierra húmeda. ¿Cómo explicarte que con tu ejemplo me instruiste más que mil libros? Regalaste a mi esencia dones preciados para mi existir: constancia, tesón, nobleza, humildad y espíritu de lucha. Agradezco a la vida haberme empapado de tu don de gente, de señor, porque para eso sólo es necesario tener un corazón noble y puro, el mismo que te permitió emprender tu dulce vuelo...
DULCE VUELO
(versos para un sabio)
Corazón de pan
Blandito y bonito,
Volando te vas
Despacio despacito.
Emprendes el vuelo
Con alas de hierro,
Besando las nubes
Tocas el cielo.
Posas tu carita
En eterno lecho,
Acariciando mejillas
Nos rompes el pecho.
Sembrando te encuentras
Universo entero,
Montando elegante
Tu fiel corralero.
Guiaste muchas vidas
Con amor y esmero,
Triste es tu partida
Sabios tus consejos.
En el cielo grande
Meditando el huerto,
Vida siempre linda
Aún cuando durmiendo.
Miren hacia el cielo
Allá, allá bien lejos,
Brillando ya se encuentra
Un nuevo lucero.
©® Carolina Aldunce, 1999 |