La escena se realiza en una sala de estar de una gran casa de campo, la cual esta provista de grandes sillones de mimbre, sillas del mismo material y una mecedora. En las murallas grandes trofeos de caza cuelgan por doquier, al igual que las cabezas de los animales que ganaron esos trofeos. Al lado de esta sala se encuentra el comedor, amplio pero acogedor y especialmente iluminado para aumentar las ganas de querer sentarse en aquella mesa de caoba a comer por horas y horas, pues esta casa la habitan grandes comensales y quienes la visitan se contagian rápidamente de esto y aunque no fuese así, serían obligados a comer pues sus dueños no lo permitían de otra forma. Pues Altisidora, la dueña de casa, una mujer grande, con la fuerza de dos hombres y los brazos de 4 de ellos era de aquellas mujeres gritonas, alegres y esforzadas que al llegar su marido después de un fatigante día de caza le masajeaba los pies dichosa de la vida que Dios le había dado. Con 6 hijos, 8 perros y un cazador formidable…¿Quién podría pedir algo más? .Aunque la verdad es que, sí ella había sido una mujer elegante y delicada en sus años mozos, pero cuando se cambió al campo todo cambió. Al igual que la vida de todos los que ella conocía. Su esposo Raúl además de ser como ya se ha relatado anteriormente, era un matemático sin trabajo que con la ayuda de Altisidora había salido adelante y juntos tenían un muy buen pasar (eso se puede demostrar en la gran casa que ambos poseían y la manada de hijos que habían decidido tener). Ese día en particular Altisidora decidió hacer una reunión con todas sus antiguas amistades para ver en que andaba cada uno de ellos y reavivar antiguas historias de juventud. Ya llegada la tarde, luego de un arduo día de caza Raúl llegó a casa esperando el habitual masaje de pies para luego dedicarse unos cuantos minutos a su mayor pasión de ese tiempo que era tocar la cítara, pero en ese preciso momento la campana triangular que aguardaba afuera de la casa para ser tocada por los visitantes que a esa casa iban, cumplió su función, pues los invitados a este reencuentro empezaban a llegar y quien en ese minuto había tocado la campana era una antigua amiga…Franchuta de la cual en esta historia se escribe lo siguiente: Franchuta fue en la juventud amiga intima de Altisidora y ambas eran reconocidas como las “Mostrosas”, un nombre muy inusual, pero esos días de camarería infantil habían cesado y ahora Franchuta era una alta ejecutiva con los nervios de punta al igual que sus altos tacones, pues algo que nunca dejó de lado fue su gran afición por el estilo y la ropa coqueta; declarada una pretenciosa en el buen sentido de la palabra, mantenía relaciones de amistad aun con la pareja pero a decir verdad la vida de campo no le apasionaba del todo, pero no perdería este reencuentro por nada del mundo pues ¡aquí las copuchas vuelan! Y ella atrapará todas las que pueda. Pero Franchuta no estaba sola, no, una mujer de alcurnia como ella ya estaba casada aunque sin hijos con un farmacéutico bastante reprimido por ella y sus gritos escandalosos, su nombre Nandrés su pecado, su timidez, el no habia cambiado nada con el paso de los años, su caminar de pingüino y sus movimientos cortos pero precisos lo seguían hasta tan pasados años. Su relación era mas bien…neurótica, pero en estos tiempos, ¿que relación de amor no lo es? Al llegar a la sala de estar Altisidora que acerco con su gran humanidad a saludarlos y le dice a Franchuta: ¡Weena! Bienvenida a mi humilde morada, oye galla tu cada día estas mas flaca, ¡¡yo diría que más bien estás raquítica!!, no te preocupes que Rama acaba de cazar un buey para mis hijos, pero te daremos un pedazo para que entres un poco en carnes. A lo que Franchuta respondió: Em, pues gracias por tu ofrecimiento linda, pero la verdad es que tengo que cuidar la línea, ¿no ves que en estos tiempos de arduo trabajo es donde más se necesita estar en forma para que a una la tomen en cuenta? Altisidora hizo como si no escuchara ese comentario pues sabia que ella debía ponerse a régimen, pero prefería vivir con “guatita llena y corazón contento” que contando calorías. Por eso cambió rápidamente el tema y dirigió su atención en Nandrés al cual le dijo: Bueno, bueno…¿Cómo va el mundo de la farmacéutica? Mira que te tengo algunas preguntillas por mis hijos porque no veís que yo compro los remedios por litro y las pastillas por kilo, porque bueno, con 2 niñitas…que ya las conoces Daniela, Natalia y los otros niñitos Francisco, Arturo, David y Cosme se enferman como condenaos! Y a las niñitas les vino la Pediculosis…¿No les podís hacer una recetita pa´ sacar los remedios que necesito? A lo que Nandrés respondió: Ehh…pues sí justo aquí traigo en mi maletita una muestra medica y te voy a pasar un papel para que puedas sacar más medicamento cuando ne… En ese momento Franchuta pegó un grito en el cielo y le dijo a su esposo: ¡¡Pero Nandres!! ¡¡Son tus ahijadas!! Regálales el condenado remedio si no hay problema en eso. ¡Pero no se alteren pus mijos!- Gritó Altisidora- mejor los llevo al comedor para que coman un poco. Y así Franchuta y Nandrés dejaron sus complicaciones matrimoniales y fueron a sentarse a la mesa. En ese momento el triángulo volvió a sonar y Altisidora se apresuró en ir a atender la puerta, esta vez era Azulina, su pareja del momento Richardson y por una coincidencia del destino… Mandigulas, pero el no iba precisamente a la reunión sino a meros asuntos de trabajo pues el era socio de Raúl y lo había estado ayudando porque era un ingeniero comercial muy exitoso y juntos querían vender un terreno y convertirlo en sitios que pudieran ser luego departamentos de lujo. Azulina extendió sus brazos delgados y tonificados por el pilates y el yoga hacia su querida amiga Altisidora y se abrazaron durante un rato, luego le preguntó quién era el joven que esta vez lo acompañaba y ella respondió: Bueno este socio aquí…jajajaj…lo conocí en mis viajes que hice a Perú, onda…¿donde fue amor?, ya no lo recuerdas…ok, no importa loco, yo tampoco… Azulina como siempre, olvidadiza y despistada no sabía nada del mundo y sus alrededores lo que a ella le pasaba era simple coincidencia del destino y si a esto se le suma la cantidad de hierbas que para ese momento se había fumado no se podía esperar una respuesta coherente de ella. Su acompañante, un hombre delgado, que tenía unos divertidos bigotes hacia arriba y una barba a lo mago merlín se acerco a Azulina y juntos pasaron al comedor. Lo mismo iba a hacer Mandigulas cuando Altisidora lo detuvo y le pidió que por favor la acompañara al comedor, pues aunque el trabajaba con Raúl también era amigo de la familia y de todos los que allí estaban. El como siempre, con una voz cortada, nerviosa y esquivando la mirada dijo: Ehh no graciá, si igual yo tengo cosas que hacer po, tu anda con la Celeste cid ( así le decía a Azulina) y yo voy a trabajar porque mira que estoy lleno de pega hasta el próximo año, noo si trabajar es peluo, no hay tiempo pa´ sociabilizar. ¡Ah! No seas un aguafiestas…por lo menos si no nos vas a acompañar a la mesa agarrame al Arturo que le tengo que dar la papa…mira que yo por el otro lao tengo al David po. ¡Ya! Hazme la paletia…¿o te da vergüenza? Mandigulas estaba fucsia, no perdón…pasó por todos los colores del arco iris hasta llegar a su tradicional color que lo declaraba el rey de la vergüenza y del pudor. Sin decirle palabra alguna Mandigulas escapó al comedor, prefiriendo sociabilizar con el resto del mundo que ayudar a Altisidora a amamantar a sus hijos-terneros. Puesto que ya todos estaban en el comedor Altisidora se preparó para servir nada menos que una suculenta carbonada, una cabeza de buey que había cazado Raúl y verduras del huerto de su propia casa. Ya estando todos sentados Altisidora le preguntó a Azulina: ¿Y que tal La España? Bonita vista, gran clima…¿el Gugenhaim?, ¿la acupuntura y esas cosas raras también? A lo que Azulina respondió: ahhhhh súper bien loca, no sabis naaa…onda fue una experiencia mágica, me conecte con mi ying yang y mi karma a mejorado mucho… ¡Ah! Pero que re buena noticia- exclamó Altisidora- porque sabís que tengo unas espinillas bien grandes en la espalda que me gustaría que le echaras una ojeadita con esas agujas tuyas. Azulina simplemente se rió a carcajadas al igual que el resto de los comensales pero alguien quería agregar algo a esta conversación, Nandrés, tenía una duda: Oye…Azulina yo también me habia estado preguntando si, bueno…se podría lograr una sesión para mi, es que la tensión de la farmacia me tiene un poco mal, tantos clientes, tanta mierda todos los días… Y por supuesto en ese preciso momento Franchuta hizo su clásica aparición dulce y tierna…: ¡Como se te ocurre jetón retamboreao! Sabes que el doctor ya te recetó unas pastillas y que no puedes automedicarte, menos aún con una hippie(con todo respeto amorosa) volada al mil!...huu no, cero que te dejo, es más. ¡te lo prohibo! Nandrés bajo la cabeza como solía hacerlo en esos momentos y calló. Todos siguieron comiendo, pero en un estado de tensión un poco desagradable. Ya acabada la cena Raúl se dispuso a tocar su cítara para el placer de los oyentes y de su querida esposa Altisidora que lo miraba y oía plácidamente. En ese momento ella alzó la mirada y vio a su alrededor, a sus amigos y recordó con ellos su pasado y se dio cuenta de su presente. Todo había cambiado. Pero a la vez ellos seguían ahí, con sus mismas mañas, impertinencias y virtudes que los habían unido en algún momento de la vida; se dió cuenta de que ellos no habían cambiado, que seguían iguales que en un comienzo, que sólo siguieron el camino y ahí estaban crecidos, exitosos y...nuevamente reunidos. Fue en ese mismo instante que Raúl tocó la última nota de su melodía cuando ella se preguntó: ¿ Y qué hubiera pasado si el camino no hubiese sido el mismo? |