Una vez más abro la puerta para entrar yo, para no callar, para no dejar las cosas en la nada, o escritas en el viento... para que lo triste o encantado no se quede en el silencio.
Tengo la intuición de que debés estar atormentado, aunque, en realidad, tu estado es para mi un misterio.
Tanto soñarte y tanto extrañarte sin tenerte, algo que no se explica con palabras; desvarié, uff si lo hice, y ahora vos sos ese lugar donde estallan mis miedos. Esta herida no se cura dejando pasar agua bajo el puente, no es la forma en que regresan las sonrisas y mis pupilas dejan de llorar. No condeno tus actitudes, pero yo mantuve mis promesas y te esperé, tal vez no como hubiese querido, pero lo hice. No te estoy pidiendo que me ames, sólo te pido que dejes de ser para mí un fantasma y me definas, lo necesito. No voy a esconder que estoy parada entre el miedo y el dolor, jugamos muy profundo algo que se debe conservar en un cofre de metal. Se que hubo palabras muy profundas, muy tempranas y muy amargas, y ya no se puede cambiar lo que hicimos. Ahora debemos vernos en realidad, gritar la verdad, correr el riesgo de perder, mantenernos la mirada y poner las cosas en su lugar.
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