Le agradezco señora que me duela tanto se lo grita toda mi angustia incapaz de descifrar la noche sin la claridad de sus manos Se me hace extraño no tenerla cerca en esta lejanía tan proxima a su recuerdo le agradezco tanta herida y el olor de esta pena marchita Se que mis horas se incendian consumido en esta esquina de olvidos mientras aquella niebla amable, mansa se posa y cubre todo lo que usted deja Gracias por confirmarme que existo adormecido en esta manía de silencios su ausencia me despabila señora cada vez que me duele tanto
Texto agregado el 01-02-2005, y leído por 272 visitantes. (2 votos)