Observando constantes luchas entre el papel y el lápiz,
perdoné abundantes suspiros para que las nubes puedan respirar.
Con el corazón inspirado deambule en un sueño inaudito,
buscando ahí la segunda cara de mi espejo inmortal.
Perdido en este lugar inexplorado,
emprendí un camino de sombras.
Hallando incontables espinas en el camino,
concebí ganas de entumecerme.
Al no distinguir la dirección que seguía,
la duda me declaró la guerra.
Repentinamente escuche la melodía mas armoniosa,
que mis sentidos lograron diferenciar.
La concordancia venia del latido de un corazón.
A partir de ese momento,
su pulsación marco mi ritmo al deambular.
Al realzarme en mis dos raíces,
renació en mi el apetito de viajar.
Adquiriendo rastros de experiencia,
mis zapatos estuvieron fatigosos de vagar.
Perdiendo estabilidad por no respirar,
me derrumbe por segunda vez.
Durante el desplome quedé desolado en el silencio.
De improviso mis devotas lágrimas amortiguaron mi caída.
Gradualmente me fui ahogando en un pozo titánico.
Rindiéndome a mis ojos,
solté las extinguidas burbujas de mi pulmón.
Me fui venciendo mas y mas,
cuando de pronto un milagro aconteció,
la vislumbré con mis ojos cerrados.
Sabiendo que a partir de ese momento,
tendría todos mis sentidos dedicados a ella.
Percibiéndote a través de tus ojos,
contemple el mundo de otra forma.
Volviéndome ciego sin ti,
comprendí lo único que mis sentidos podían discrepar.
Sofocándome en mis incertidumbres,
sólo pude hallar tu simple,
pero radiante existencia.
Nos volvimos una sola persona,
tu sangre desfiló por mis venas,
tus lagrimas humedecieron mis ojos,
y tus cordiales suspiros brotaron de mi boca.
Después de esa inacabable travesía,
el destino estuvo al fin envidioso de nosotros.
Nos fuimos juntando con dócil caricias de la piel.
Sin demora el amor a través de un mero beso,
implantó una semilla en nuestros corazones,
tornando el amor al igual que el beso en inmortal.
Vestidos de novia son los dientes que hallé en tu boca,
perezosamente hechizado por cosas imperceptibles.
Siendo seducido por tus interminables quejas,
y aplacado por tus fastuosos gestos,
me fui refugiando cada vez mas en ti.
Me desperté de esa fantasía insólita...
Teniendo sólo un lapicero de protección.
una luz penetrante invadió mi mirada,
Y sólo obtuvo oscurecer tu lúcida presencia.
Sin necesidad de tener algo te necesitaba a ti.
Con una creciente carie en el corazón,
me arrepiento de haber parpadeado frente a tu presencia,
y de no haberte retenido como si fueras mi última ilusión.
Sin ningún latido en mi corazón,
me halle abandonado sintiendo su lejanía.
Persiguiendo ser la luz para exhibir mi tranquilidad,
demostré mi inquietud transformándome en una tormenta amarga.
Implore que estuvieras a mi lado en la inmortalidad,
siendo eternamente la estrella más deslumbrante en mis ojos.
Me complacería poder soñar contigo de nuevo,
y expresarte que mi sonrisa alumbrara tu caminata hacia la prosperidad,
prometiéndote que mis ojos te escucharan como la orilla atiende al mar.
Me mire al espejo y solo pude hallar su presencia.
Sin poder distinguir la realidad me sobresalte,
sabiendo que era distinto,
ahora sometido a otro corazón.
Cubierto por una mascara difícil de percibir,
tu cara es ahora el hogar de mi alma.
Sintiéndome protegido por tus labios potentes como tranqueras,
sé que de ningún modo me sentiré tembloroso,
ya que me vigilaras por el mirador de tus ojos.
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