ALLÍ NO

Allí no.
Así que lo confiesa, ¡lo hizo!, porque si no, lo habría negado, se ha atrevido a confesarlo aunque no sé muy bien cómo he podido decirlo. Pero ya no podía más, los remordimientos estaban siendo inaguantables y para mí es un alivio que lo haya dicho ella, así descargo un poco la culpa, al menos en mi interior. Ha sido una buena idea emborracharla, porque estoy seguro de que por su propia iniciativa jamás habría dicho nada, si no me hubiera hecho la borracha. Él también lo está, así que será fácil negárselo mañana, le diré que lo soñó, o que alucinó, o que sería el alcohol, aunque en realidad, menos mal que no estoy realmente borracho, porque estoy seguro de que mañana lo negará todo. Así que no fue allí, ahora sólo tengo que averiguar dónde sí fue, ¡qué alivio!, estaba a punto de confesarle lo mío.
Entonces, ¿dónde fue?
¡Qué ángel!, se hace el ofendido, el marido cornudo y humillado, como si no supiera yo que me oculta algo, se cree que de esta manera, así, la he despistado completamente. Estoy seguro de que con esta actitud jamás sospechará. Que me ha puesto los cuernos no estoy segura, pero algo hay, ya son muchos años juntos.
En casa, cuando te fuiste de viaje a Pontevedra.
¡Zorra! Aprovechó el viaje, para que después te fíes de ellas, con su carita de bueno, haciéndose la víctima. Lo del sexto sentido femenino parece que se le ha olvidado. Sé que le ha dolido porque en realidad, joder, no tiene por qué quejarse. Vive como una reina, no le falta un detalle, y realmente, no puedo decir que me tenga desatendida, pero, es que una oportunidad así es irrechazable. No fue premeditado, simplemente surgió y por mucho que me explique no pienso perdonarla. ¡En mi cama! Estoy realmente jodido, aunque en realidad, bueno, yo tampoco lo pasé mal en ese viaje porque ahí estoy segura de que estuvo con otra. La amabilidad por teléfono, “cariño por aquí, cariño por allá”, ¡y ella con otro! No estaría haciéndolo mientras la llamé, eso sería el colmo de la poca vergüenza, hacerse la víctima, él, que por no tener un pelo de tonto se ha quedado calvo, ¡vamos!
Bien, vamos a relajarnos. Eh, ¡en casa! No esperaba esto de ti.
¡Qué mal actor es! Cada vez tengo más claro que me oculta algo, con esa carita no podrá engañarme. ¡Ay!, es que este pensamiento tonto de la chica esa que conocí allí... Venga, concéntrate, que se va a dar cuenta, afectado, afectado.
¿Y con quién? Si se puede saber.
No lo conoces. Es un chico nuevo en el almacén. Me trajo a casa, una cosa llevó a la otra... No lo sé, aproveché la oportunidad.
¡Me parece increíble! ¡Cómo ha tenido la poca vergüenza de confesar eso! Ni yo misma me creo lo que acabo de decir. ¡Qué poca vergüenza! Eso le tiene que haber dolido mucho, no tanto por el amor, ni esas cosas en las que hace mucho que dejé de creer. Es que en mi propia casa... Y parecía tonta, “aproveché la oportunidad”...
Me parece muy injusto, ¿sabes? Yo también he tenido oportunidades: con Lucía, con Belén...
¡La cagué! La cagó. ¿Lucía? ¿Belén? ¿Cuándo ha tenido este oportunidades con mi hermana y su cuñada?
¿Lucía y Belén?
Sí, por decir dos nombres.
Ah, ¿y eso cuándo fue?
¡Peligro! Esto está tomando muy mala pinta, como presione un poco más confiesa, el muy estúpido. Si ya sabía yo que algo tenía que haber...
Una noche, al salir de la tienda. Fuimos a tomar una copita al “Persépolis”, los chicos insistieron en que nos tomáramos otra, me encontré a tu hermana, que también había bebido un poco...
¡Ayayay! ¿Cómo podría salir de este atolladero? ¡Pero si es que soy tonto!, se ha empujado el solito. Solo un pinchacito por aquí, una ofensita por allá, y todo hombre saca al bocazas que lleva dentro.
Pero no pasó nada, te lo juro.
Te hubiera gustado, ¿no? Con mi propia hermana...
¡Pero si no pasó nada! Te lo juro. Perdóname...
¡Qué! ¿Perdóname? Pero si es ella la que me tiene que pedir perdón, seré idiota, profundamente idiota, ¡me pide perdón! Me casé con el más tonto.
Perdóname tú a mí. Todos nos equivocamos, no pasa nada. Yo una vez, tú otra... Porque sólo fue una vez, ¿verdad?
Tranquilo, sólo tienes que disimular, venga...
Sí cariño, sólo esa vez.
¡Qué mal miente! Bueno da igual. Algo hay por ahí escondido, pero al menos yo me he descargado de este peso. ¡Uf!
¿Y tú? ¿Sólo fue esa vez?
Por supuesto, cariño.
Y, ¿por qué lo hiciste? En serio, ¿te has enamorado?
¡Cómo voy a enamorarme bruto! Te quiero a ti, eso sólo fue sexo.
¡Será...! Bueno, al menos creo que me voy a escapar. He sabido salir de lo de la hermana, y con eso se ha quedado contenta. Lo mío en Pontevedra sí que fue sexo...
¡Bueno vale ya! A ver si me vas a decir también el tamaño y las posturas.
¡Es patético! Intenta hacerse el enfadado, ¡cómo si no lo conociera! Hay algo más, seguro. Bueno, ya lo averiguaré otro día...
Perdona. ¿Nos vamos a casa? Esto de salir de marcha ya no es para nosotros...
Sí, vamos. ¡Oye!, ¿tú no estabas borracha?
¡Y tú!
Fingía.
¡Fingías! ¿Por qué? Bueno, da igual. Yo también fingía. Estoy muy cansada, vamos a casa. Ya seguiremos hablando mañana.
¡Siempre tengo que decir algo inadecuado! “Fingía”, ¡seré tonto!, si me hubiera callado la bocota, ahora no sospecharía nada, pero como es tonto el pobre. Bueno, me da igual. Así lo tendré un tiempo intrigado, en fin, procuraré que se le pase, que se olvide, la distraeré, ¿cuál sería la mejor forma? ¿Cuál?...
¿Quieres que vayamos mañana a casa de tus padres?