Estamos en el siglo XXI, parece mentira pero así es, de modo que ya somos seres de la era tecnológica, la época más evolucionada de toda la historia del hombre. Aplicamos a nuestras vidas todos los avances que tenemos al alcance de nuestras manos, no solo en aparatos electrónicos, también en otro tipo de cosas como la vestimenta, los alimentos, accesorios en general, etc. Ha cambiado todo hasta tal punto que incluso permutamos nuestras más enraizadas costumbres por otras que pensamos son más modernas, no porque en si lo sean, sino más bien porque nos vienen del exterior, de países supuestamente “más avanzados”.
Claro que lo moderno siempre entra por la televisión, un bombardeo continúo de imágenes, productos y roles, de este modo es normal que ahora por las calles de mi ciudad, que podría ser la suya(no lo dude) ver como los padres llevan vestidos a sus hijos, una gorra de basebol con la visera hacia atrás, sudadera de universidad norteamericana, chicle en la boca, jeans bien anchos y zapatillas deportivas de cien euros. Te los quedas mirando, ves en sus caras el orgullo de llevar de la mano un replicante de niño repelente de telecomedia norteamericana con risas enlatadas, ya saben esas teleseries donde la cocina es más grande que el apartamento donde vivo... Pero no acaba la cosa aquí, lo peor es cuando escuchas a esos padres llamar por su nombre al niño, para cagarse, vas y oyes un Charli, Jhonny, Brian, Kevin o si es niña, una Jessica, Vanessa, Melody, Maryanne... Pero es qué está mal llamarse Manuel, Francisco o Pepe, ¡claro es que suena antiguo!, mi padre, que tiene tantos años, cuando escucha uno de esos nombres anglófonos que les ponen a las niñas siempre dice lo mismo “¿Jessica? eso es nombre de puta”, yo me descojono, tampoco es para tanto.
Con la comida está pasando lo mismo, nos han convencido de una cosa, la comida rápida la inventaron los norteamericanos, ¡mentira!, en todos los países ha existido siempre la comida rápida, aquí en España existen las tapitas, pequeñas raciones que se comen rápido acompañadas de una cerveza o un vino y seguro que en México, Argentina o Chile también existe alguna variedad de comida rápida, y más sana desde luego.
Luego tenemos modernidades que se han colado poco a poco en nuestras costumbres, tengo una sobrina adolescente que hace con sus amigas fiestas del pijama, como en las películas de hollywood, todas con sus pijamas durmiendo en casa de una de ellas contándose las idioteces de la edad, las fiestas de cumpleaños en centros comerciales, el día de Hallowen, el puto Papa Noel, creo que voy a vomitar...
Esta columna parece la de un viejo cascarrabias, también nos llegan cosas buenas pero hoy no toca nombrarlas, bueno vale, solo un par de cosas buenas, a ver, las sauna finlandesa, el menage a trois francés, el ron cubano, Maradona, Ronaldo, Cameron Díaz, J&B, la marihuana, a que me embalo...
Luis Barrasa Martínez(Barrasus) Sevilla 30 de enero de 2005
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