Y súbitamente la hoja cayó.

Pasé varios minutos en silencio pensando en la maravilla que había contemplado desde mi sillita del jardín, mientras mis cabellos canos bailaban al compás del viento.

La había visto ya por casi dos horas.

Juego extraño el de escoger una hoja del poblado follaje y contemplarla con la esperanza de presenciar el acto mismo de su desprendimiento. No sé quien lo haya inventado, pero seguro era un sabio que comprendía el significado de ver una hoja caer, o simplemente un hombre aburrido.

¿Cuál es la dinámica del juego?, muy simple, se requiere primero un árbol, luego una sillita y finalmente el jugador se sienta en la silla, escoge una hoja de entre las miles que se encuentren en las alturas y la observa detenidamente por dos horas. Al finalizar el tiempo el juego termina y si el jugador no ha visto la hoja caer pierde la partida.
Miles de hombres lo han intentado sin éxito dedicando dos horas al día para presenciar el fenómeno, pero normalmente terminan muriendo antes de conseguir su objetivo.

Muchos se preguntarán, -Qué tiene de maravilloso ver una hoja caer-, otros dirán, -Yo veo caer miles de hojas todos los otoños y tapizar mi jardín de amarillo- y finalmente los más radicales afirmarán, -No sé por qué estoy leyendo esto -.

¿Cuántos no han visto hojas caer del cielo en Otoño?, pero casi nadie ha presenciado el maravilloso acontecimiento del momento justo en que se desprende la hoja de la pequeña rama, ya que esto implica que se concentre la atención en esa precisa hoja justo antes de que caiga al suelo, generando una probabilidad de que eso suceda casi nula, nula, nula...


Y súbitamente la hoja cayó.

Pasé varios minutos en silencio pensando en la maravilla que había contemplado desde mi sillita del jardín, mientras mis cabellos canos bailaban al compás del viento.

Poco después me encontré comiendo con mi mujer y mientras le contaba el gran acontecimiento, observaba su cara llena de arrugas que me escuchaba con indiferencia. Sabía que no me entendería.