Inicio / Cuenteros Locales / ArturoBandini / El fin de la inmortalidad
El día que llovió para arriba Jesús, Alá y Buda controlaban el destino del planeta. Al primero al que le sorprendió el fenómeno meteorológico fue al gordo. Goterones del tamaño de una nuez caían por la calva cabeza de Buda y se deslizaban por entre sus gruesas carnes.
Jesús, que estaba a su lado no pudo evitar reírse. Sin embargo, él estaba peor si cabe. Sus lacios cabellos se pegaban a su lánguida cara que, junto a su barba desaliñada, le daban un aspecto de yonki fracasado.
Por último, a Alá, el turbante se le empapó, y del peso del agua, se le venció hacia abajo tapándole hasta los ojos.
Mírenlos, ahí los tienen, los causantes de tantos milagros y tanta leyenda, calados hasta los huesos. ¡Menudos dioses!
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Texto agregado el 29-01-2005, y leído por 121
visitantes. (5 votos)
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Lectores Opinan |
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01-02-2005 |
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Excelente! El humor no impide que sea una crítica corrosiva. Felicitaciones, y mis estrellas. saraeliana |
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30-01-2005 |
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comico... me has hecho reir... mis 5! yussi |
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29-01-2005 |
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esta bueno , me has sacado una carcajada ,mis* para ti ... colette |
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29-01-2005 |
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texto entretenido representa la trinidad embebida en sus actos....... zergio |
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