Avancé por el pasillo largo y estrecho, todo blanco e iluminado, y allí estaba Pilar, aguantándose el llanto. Al verme me dijo que todo había acabado. Miré a Andrea y entré en la habitación sin lograr decirle nada. En la cama yacía mi abuelo, ya me he ido familia, no sufráis más por mí, todo ha terminado. Sed fuertes es duro, lo sé. A lo largo de mis años he enterrado a mis padres, a algún hermano y a muchos amigos. Pero ya no tenéis que preocuparos más por mí, estoy mejor ahora que ya no me duele nada. Estaba aún más blanco que cuando habíamos llegado. La mascarilla que estaba conectada a una máquina que respiraba por él, permanecía bajo su barbilla. Tenía la boca abierta y su cuerpo apenas tenía carne. Mi madre vino hacia mí y me abrazo, no llores ya hijo, todos sabemos que era lo mejor, los dolores ya eran insoportables, siempre lo digo pero es cierto, es ley de vida, es un ciclo todo acaba hay que asumirlo. Me separé de ella y le dije que me iba a ver a la abuela, que estaba sentada al lado derecho de la cama, en un gran sillón negro, ahora qué, vieja, sola y gorda, era él quien hacía todo era mi compañía más de cincuenta años a mi lado muchas discusiones claro pero cuantas alegrías que voy a hacer ahora qué voy a hacer ahora. Mi abuela permanecía muy fría, como siempre, muy entera. El que peor estaba era mi tío, sin duda, el hijo pequeño. Me dijo “sobrino” como tiene él la costumbre de llamarnos a todos los primos, y me apretó fuerte contra su pecho, papá por qué por qué por qué no es justo por qué él y no otro no hizo nada era una buena persona tenía su genio pero formaba parte de su personalidad de ideas fijas cuantas veces le dije que le quería y cuantas más se lo tenía que haber dicho ya no podré hacerlo. Tuve que salirme fuera de la habitación. Andrea me estaba esperando, apoyada en la pared, ven aquí cariño la semana antes que fui al pueblo supe que era la última vez que la veía con vida esperó a que estuvieran todos sus hijos y se dejó morir a mi también me impresionó mucho tan pequeña como era en esa situación todavía más tan pálida pero parecía feliz tenéis que apoyar mucho a vuestra abuela van a ser duros los primeros meses la primera vez que vuelvas a su casa y las primeras navidades es una sensación extraña. Vi llegar al médico que avanzaba con paso tranquilo por el pasillo, menuda nochecita en esta guardia bato un record en el hospital cuatro ni más ni menos la de la 312, el chico pobre solo treinta años el de la 304 y ahora el de la 318 las diez y media menos mal solo un par de horas y acabó ya empiezo a tener hambre.
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